El nuevo canciller alemán Friedrich Merz parece decidido a batir todos los récords que pueda. Además de ser el líder que ha ganado las elecciones con una mayoría más escasa desde hace décadas y de convertirse en el primero en la historia de la República Federal en perder la primera votación parlamentaria para su consagración como canciller, es también el primero en calificar de «absurdas» unas críticas de su socio y protector, Estados Unidos.
La Administración Trump condenó como antidemocrático el acoso a los soberanistas de Alternativa para Alemania (AfD), primer partido del país en intención de voto y ahora calificado oficialmente como «extremista» por la inteligencia alemana. Y, en respuesta, el nuevo gobierno de Friedrich Merz critica abiertamente a Estados Unidos por esos mismos comentarios.
Merz ha declarado que los comentarios de Estados Unidos son «observaciones absurdas sobre la República Federal de Alemania» y que «siempre he tenido la sensación de que Estados Unidos es capaz de distinguir muy claramente entre partidos extremistas y partidos de centro político».
¿Tiene razón Merz? La poderosa Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV) ha decidido clasificar a Alternativa para Alemania (AfD) como un partido de «extremista de derechas», requisito previo necesario para iniciar su proceso de ilegalización. Además, la medida faculta a la BfV a vigilar legalmente a todos los miembros de la AfD sin orden judicial, lo que incluye leer sus correos electrónicos y chats. También puede inundar de informantes a la AfD y tomar medidas contra funcionarios afiliados al partido. Es a esto a lo que ha reaccionado el secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, calificándolo de «tiranía disfrazada».
