El vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, ha recordado que la derecha soberanista de AfD es el partido más popular de Alemania y, con diferencia, el más representativo de Alemania del Este, y que la catalogación como «organización extremista» por parte de los servicios de Inteligencia muestra que «los burócratas intentan destruirlo».
Por su parte, el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, ha puesto en duda que Alemania pueda considerarse una democracia. «Alemania le acaba de dar a su agencia de espías nuevos poderes para vigilar a la oposición. Eso no es una democracia, es una tiranía disfrazada«, ha denunciado Rubio, en un contundente mensaje difundido en X y en el que ha instado al país europeo a «revertir el rumbo».
Para el jefe de la diplomacia estadounidense, lo «verdaderamente extremista» no es un partido «popular» como AfD, sino las «políticas migratorias de fronteras abiertas» defendidas supuestamente por la actual cúpula política.
Además de Rubio, también se ha pronunciado sobre este tema el magnate Elon Musk, vinculado al Gobierno de Donald Trump. «Prohibir a la centrista AfD, el partido más popular de Alemania, sería un ataque extremo contra la democracia», ha dicho en su cuenta oficial de la red social X, de la que él mismo es propietario.
Los presidentes de AfD, Alice Weidel y Tino Chrupalla, han descrito como un «golpe para la democracia» la decisión de los servicios de Inteligencia alemanes, a los que han acusado de incurrir en una «injerencia política» para impedir procesos de elección democráticos.