«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Se trata de ‘L'Amour toujours’ de Gigi D’Agostino

El Oktoberfest de Múnich prohíbe una canción ‘dance’ de un grupo de jóvenes patriotas

Oktoberfest. Europa Press

A Woody Allen le entraban ganas de invadir Polonia cuando escuchaba demasiada música de Richard Wagner. Los mandamases de la Alemania actual piensan que cuando la juventud escucha demasiada música dance marcha en columnas sobre el Reichstag. Y su reacción, propia de gente de orden a la que un alboroto ha interrumpido su siesta, es prohibir. No a Wagner, por Dios, sino la música discotequera.

Clemens Baumgärtner, director de la entidad organizadora del Oktoberfest de Múnich, que, a pesar de su nombre, se celebra desde finales de septiembre, ha declarado que se prohibirá la reproducción de una canción de los años 90. Se trata de ‘L’Amour toujours’, elaborada por el pinchadiscos italianos Gigi D’Agostino. Pero no por pertenecer al movimiento dance (lo que ya sería suficiente motivo), sino porque la cantan grupos de lo que el Poder y su prensa denominan militantes de «ultraderecha» y antes eran «jóvenes borrachos».

La semana pasada apareció en Internet un vídeo de veinteañeros en la isla de Sylt, un caro lugar de vacaciones de la élite alemana, cantando la canción. Con la melodía de ‘L’Amour toujours’, los jóvenes cantaban el siguiente estribillo: «Deutschland den Deutschen, Ausländer raus«, que significa «Alemania para los alemanes, fuera los extranjeros».

Inmediatamente empezó la identificación de los muchachos, quienes tuvieron que pedir perdón y algunos perdieron sus empleos

Sin embargo, lo prohibido por un Gobierno y unos medios absolutamente desprestigiados se convierte en popular, en tendencia, como decimos ahora, y en una forma de protesta. En los días siguientes, L’Amour Toujours y el estribillo sonaron en fiestas similares en varios puntos del país: Baja Sajonia, Renania-Palatinado y Sajonia, donde hay elecciones parlamentarias el 1 de septiembre y el partido AfD aparece el primero en las encuestas.

El canciller Olaf Scholz, del partido socialdemócrata (SPD), calificó de «repugnantes» los cánticos de Sylt, donde veranean muchos compañeros suyos. El SPD trató de dar la vuelta al estribillo y publicó en Instagram la siguiente frase: «Alemania para los alemanes que defienden la democracia». Es decir, quienes, a juicio de los socialistas, no defiendan su versión de democracia (¿con cuántos partidos?, ¿parlamentaria o presidencialista?, ¿republicana o monárquica?) deben dejar Alemania, ser encarcelados o privados de derechos políticos. Debido a las protestas, el mensaje fue borrado.

Si la Oficina para la Defensa de la Constitución, el servicio de espionaje alemán, infiltrase provocadores en festivales de reggaetón quizás conseguiría que éste se prohibiese y semejante servicio a la cultura europea se lo agradeceríamos todos.

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