El Gobierno de Hungría ha confirmado el viaje del primer ministro, Viktor Orbán, a Moscú para reunirse con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, dentro de lo que Budapest ha descrito como una «misión de paz», entre reacciones y aspavientos de algunos miembros de la Unión Europea.
Orbán, cuyo país ha asumido este 1 de julio la presidencia rotatoria del Consejo de la UE, ha recalado en Moscú apenas unos días después de realizar su primera visita a Kiev desde el inicio de la invasión rusa sobre Ucrania.
El primer ministro húngaro ha admitido este mismo viernes que ostentar la presidencia del Consejo de la UE no le posibilita a hablar en nombre de la UE, pero ha abogado por aprovechar este semestre para tender puentes en aras de la paz.
Reacciones de los burócratas de Bruselas
El Alto Representante de Política Exterior de la UE, Josep Borrell, ha afirmado que el viaje de Orbán debe enmarcarse «exclusivamente» en el marco de las relaciones «bilaterales» entre Budapest y Moscú..
Antes, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, intentó «llamar al orden» al mandatario húngaro a través de un breve comunicado difundido en redes en el que subrayó que Orbán «no tiene mandato para dialogar con Rusia en nombre de la UE».