El registro húngaro enumera a diputados del Parlamento Europeo que promueven proyectos del magnate a partir de cambios en la legislación comunitaria.
George Soros cuenta con una importante presencia en Bruselas. A partir de una extensa red de eurodiputados afines, el magnante interfiere en la rutina democrática de la Unión Europea para favorecer el trámite de leyes concretas. Hungría ha hecho pública una lista en la que señala que el multimillonario húngaro tiene en sus manos al menos a un tercio del Parlamento Europeo.
El diputado Hollik István ha hecho referencia a un enorme registro de documentos internos de Soros, revelado por DCLeaks, que enumera a los diputados de la Cámara europea y señala a aquellos que cuentan con un patrocinio vinculado a la Open Society Foundation, la ONG del multimillonario.
En esa lista aparecen 226 de los 751 eurodiputados, cuyo principal objetivo es promover la democracia, la igualdad social y de género, la apertura de fronteras a la inmigración o el acercamiento de Ucrania a la UE.
Según los registros, antes de las elecciones europeas de 2014, el multimillonario donó 6 millones de dólares a 90 organizaciones no gubernamentales para influir en las políticas europeas. El caso más reciente fue el del comité de libertades civiles, justicia y asuntos de Interior (LIBE) del Parlamento Europeo que adoptó una propuesta favorable a la inmigración, a pesar de la negativa del Grupo Visegrado (Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia).
‘Quieren aniquilar Europa’
Por otra parte, el Gobierno húngaro criticó la decisión en Francia de retirar la cruz que corona una estatua de Juan Pablo II como una «medida para aniquilar» la cultura europea, al tiempo que se ofreció a acoger ese monumento religioso.
«Esta increíble renuncia de sí mismo, dirigida a disuadir el cristianismo, es contraria a los intereses de Europa», dijo el ministro húngaro de Exteriores, Péter Szijjártó, en un comunicado.
El Consejo de Estado francés decidió recientemente retirar la cruz que corona la estatua del papa Juan Pablo II en la localidad de Ploërmel (oeste del país) por violar el laicismo del Estado.
Para el jefe de la diplomacia húngara, se trata de «una medida para aniquilar la civilización y cultura del continente».
El ministro consideró que «la inmigración ilegal pone en peligro el carácter cristiano de Europa» y vaticinó que «tarde o temprano» los refugiados que han llegado al Viejo Continente «querrán derogar las normas locales».
«Hay que conservar el carácter cristiano de Europa y los que llegan aquí deben acatar y respetar las leyes locales y las tradiciones de la gente que vive aquí», insistió Szijjártó en la nota.
La oferta de Budapest de acoger la cruz se suma a la planteada la semana pasada por Polonia, cuya primera ministra, Beata Szydlo, se mostró dispuesta a «salvar» la estatua de su compatriota Juan Pablo II de la «censura» francesa.
Los gobiernos conservadores y nacionalistas de Budapest y Varsovia se oponen radicalmente a la llegada de refugiados a Europa con el argumento de que los extracomunitarios pondrían en peligro la cultura y la religión europea.
Szijjártó reveló que Hungría se ha puesto ya en contacto con el ayuntamiento de Ploërmel y ha escogido la escuela San Benedicto de la localidad de Budaörs, un suburbio de Budapest, para albergar la cruz.
Además, Budapest está dispuesto a correr con la totalidad de los gastos que genere el traslado.
La estatua de Juan Pablo II, que mide 7,5 metros, está coronada por un arco y una cruz, pero solo ésta deberá retirarse por constituir un símbolo religioso.
Aunque la Constitución húngara también establece la separación entre Estado e iglesia, el país magiar está lejos de aplicar los mismos principios laicos de Francia.