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LOS EVANGELISTAS CLIMÁTICOS VAN A POR LA AGRICULTURA

Irlanda estudia el sacrificio de 200.000 vacas para cumplir con sus «objetivos climáticos»

El Parlamento de Irlanda

No puede decirse que lo de Irlanda sea una hecatombe, porque esta palabra significa originalmente en griego «sacrificio de cien bueyes», y Dublín estudia sacrificar 200.000. Por el clima, ya saben. La emergencia climática va a por todas, y si ya está sembrando el caos en el mercado de la energía y las comunicaciones, ahora le toca a la alimentación, lo que es todavía más serio.

Los activistas climáticos van a por nuestras vacas. La agricultura lleva tiempo en el punto de mira de los evangelistas climáticos europeos, y ahora The Telegraph informa que el Gobierno de Irlanda quizá tenga que reducir la cabaña irlandesa en 200.000 vacas durante los próximos tres años para cumplir con los «objetivos climáticos».

En un esfuerzo por reducir la contaminación por nitrógeno, Reuters informó que la Unión Europea aprobó el mes pasado un plan holandés de 1.600 millones de dólares para comprar sus granjas a los ganaderos a fin de combatir la emergencia climática, esa fábula que lo mismo sirve para un cosido que para un fregado.

Un portavoz del Departamento de Agricultura, Alimentación y Marina declaró al Irish Mirror que el documento al que toda la prensa está haciendo referencia es «parte de un proceso deliberativo», no «una decisión política definitiva». La agencia agregó: «Como parte del trabajo normal de los departamentos gubernamentales, se consideran regularmente varias opciones para la implementación de políticas».

Mientras tanto, Pat McCormack, presidente de la Asociación Irlandesa de Proveedores de Lácteos, criticó el plan de sacrificar vacas lecheras. «Si tiene que haber un programa, tiene que ser voluntario. Deberíamos invertir en una infraestructura que pueda cumplir desde una perspectiva científica. Y sabemos que las emisiones han mejorado», declaró.

Pero Irlanda, eso lo sabe todo el mundo, es sólo el canario en la mina: vienen a por la carne, que quieren que sustituyamos por insectos. De hecho, en Estados Unidos, la Administración tiene en mente el mismo objetivo. El enviado especial del presidente para el clima, John Kerry, advirtió recientemente en una cumbre sobre el clima del Departamento de Agricultura de Estados Unidos que la producción de alimentos genera el 33% de los gases de efecto invernadero totales del planeta.

Bill Gates, otro particular con una desproporcionada influencia en nuestras vidas, también está obsesionado con las emisiones del ganado, y brinda apoyo financiero a las empresas que desarrollan suplementos de algas marinas y máscaras antigás para las vacas.

Las granjas producen alrededor de un tercio de los gases de efecto invernadero en Irlanda y se espera que los campesinos reduzcan las emisiones en una cuarta parte, en comparación con los objetivos de tres cuartos para la electricidad y la mitad para el transporte. En Canadá, los agricultores prevén perder 8.000 millones de dólares esta década para cumplir con los mandatos del Gobierno.

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