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«eliminarla dañaría la salud humana»

Científicos de todo el mundo censuran el «fanatismo climático» y recuerdan que la carne es esencial para una dieta equilibrada

Ganadería. Europa Press

Pueden cerrar mataderos en España a un ritmo alarmante, le pueden contar que las ventosidades de las vacas están acelerando el cambio climático y que nuestra obsesión carnívora contribuye a la deforestación del Amazonas, los veganos pueden insistir en que comer animales es una atrocidad y la Unión Europea, a pedido del Foro Económico Mundial, puede fomentar el consumo de bichos repugnantes como si fueran la panacea, pero lo cierto es que la carne es esencial para una dieta completa y equilibrada.

Esa es la conclusión de miles de científicos de todo el mundo que se han sumado a la Declaración de Dublín, un grupo que alerta del peligro de que la ganadería, fundamental para las sociedades humanas, caiga «víctima del fanatismo» y está dispuesto a demostrar que muchas de las afirmaciones negativas sobre la carne en nuestra dieta simplemente no son ciertas.

En particular, los científicos destacan que las carnes aportan la ingesta de vitamina B12 en la dieta humana, juegan un papel importante en el suministro de retinol, ácidos grasos omega-3 y minerales como el hierro y el zinc, así como compuestos esenciales para el metabolismo, como la taurina y la creatina. No existe un equivalente vegano que satisfaga estas necesidades nutricionales y, a menudo, se requieren una serie de suplementos para mantenerlos saludables. Sélo los ricos disponen de medios para dejar la carne y lograr compensar las carencias subsiguientes, y por eso afirman que el veganismo es una ideología del primer mundo, ignorada por la abrumadora mayoría de la población mundial. Incluso en la India, una nación en desarrollo a menudo citada por los activistas contra la carne por su postura religiosa contra la matanza de animales, un 70% de la población consume carne. No es casual que la palabra sánskrita para «guerra» signifique etimológicamente «pelea por las vacas».

También se están desacreditando estudios anteriores (como el Estudio de carga global de enfermedades, lesiones y factores de riesgo, publicado en The Lancet en 2020) que advierten sobre los «peligros» de la carne. La doctora. Alice Stanton, del Royal College of Surgeons de Irlanda, una de las autoras de una revisión de afirmaciones contra la carne, señala que «la evidencia revisada por pares publicada reafirma que el Informe de factores de riesgo de la carga global de enfermedades de 2019 que afirmaba que el consumo de incluso pequeñas cantidades de carne roja daña la salud tiene fallas científicas fatales…». «De hecho, eliminar la carne fresca y los productos lácteos de las dietas dañaría la salud humana. Las mujeres, los niños, los ancianos y los de bajos ingresos se verían particularmente afectados negativamente”.

Por qué los cerebros del globalismo están empeñados en que renunciemos a la carne es un misterio, pero también un dato conocido por todo el mundo. La investigación pro-vegana tiende a ser financiada por instituciones globalistas como la ONU y el Foro de Davos, que han dejado claro que quieren que la carne se convierta en un «placer raro» en lugar de un alimento básico en la dieta.

Esto se lograría por varios medios, pero una herramienta principal sería el impuesto sobre las emisiones de los agricultores y los productos agrícolas, lo que conduciría a precios artificialmente más altos. La ONU espera alejar a gran parte de la población de la carne haciéndola inasequible.

El objetivo expreso de la ONU es imponer una dieta completamente libre de carne y lácteos para 2050 con el fin de «luchar contra el cambio climático», exagerando en gran medida la cantidad de metano del ganado que contribuye a las emisiones totales.  

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