La Comisión Europea confirmó esta semana que mantendrá sin alteraciones su hoja de ruta climática pese a la retirada formal de Estados Unidos del Acuerdo de París decidida por el presidente, Donald Trump, el pasado 20 de enero.
En su respuesta escrita a la pregunta parlamentaria presentada por más de una treintena de eurodiputados del grupo Patriotas por Europa (PfE), el comisario Wopke Hoekstra reiteró que la Unión continuará adelante con el Pacto Verde como «estrategia de crecimiento»..
En lugar de revisar su orientación normativa ante el desequilibrio competitivo que esta situación puede generar para las industrias europeas —especialmente las de gran consumo energético—, la Comisión ha reafirmado su fidelidad a una agenda ideológica que impone cargas crecientes sobre el tejido productivo. En palabras del Ejecutivo comunitario, su prioridad será «fomentar y crear las condiciones adecuadas para que las empresas descarbonicen y refuercen su competitividad».
La respuesta institucional llega en un contexto de respuesta creciente a las políticas climáticas impuestas desde Bruselas. La salida de Estados Unidos del Acuerdo de París —que exime a su industria de obligaciones burocráticas y regulatorias impuestas por la agenda climática global— ha sido interpretada por los eurodiputados de Patriotas por Europa como una oportunidad para que la UE rectifique. La decisión del presidente Trump permitirá a las empresas norteamericanas «quedar exentas de las cargas burocráticas y los requisitos legales vinculados a la política climática anterior».
Los eurodiputados de Patriotas advierten que esta «deriva ideológica» conduce a Europa hacia una desventaja estratégica frente a potencias como China o Estados Unidos, que optan por modelos pragmáticos en defensa de su tejido industrial. Reclaman, además, la revisión urgente del paquete normativo «Objetivo 55», cuyas medidas califican de «asfixiantes» para las empresas y los ciudadanos, y cuya retirada o —o mitigación— consideran imprescindible.