Cada 18 minutos, una persona es amenazada, apuñalada o pierde la vida a causa de un arma blanca en Alemania. Así lo ha advertido esta semana el diputado Martin Hess ante el Bundestag, en una sesión impulsada por Alternativa para Alemania (AfD), que ha exigido medidas urgentes frente a un repunte de violencia que, a su juicio, evidencia el colapso del sistema de seguridad interna. Bajo el lema «El número de ataques con cuchillo en Alemania aumenta drásticamente: nombre claramente las causas y actúe con decisión», el partido ha denunciado que los crímenes con arma blanca se han disparado y son mayoritariamente protagonizados por inmigrantes.
Las declaraciones de AfD han sido criticadas por el resto de formaciones, que les acusan de utilizar políticamente tragedias individuales para fomentar discursos xenófobos. Sin embargo, los datos preocupan: en 2024 se contabilizaron más de 29.000 agresiones con cuchillo, una cifra que estremece a la opinión pública y alimenta la controversia en el debate político.
En medio de esta creciente alarma social, el país ha quedado conmocionado tras dos violentos incidentes protagonizados por menores en apenas unas horas. El primero ocurrió a mediodía del jueves en Berlín-Spandau, donde un estudiante de 13 años irrumpió en los vestuarios de la escuela primaria de Weinmeisterhorn y acuchilló en el cuello a un compañero de 12. Tras lanzar el arma al suelo, el agresor huyó del lugar. Numerosos alumnos fueron testigos del ataque y, aunque la víctima fue operada de urgencia, se encuentra fuera de peligro.
La policía ha desplegado un amplio operativo de búsqueda con helicópteros, perros rastreadores y decenas de agentes, ya que el joven agresor no ha regresado a casa y sus propios padres han interpuesto una denuncia por desaparición. La investigación se encuentra en una situación inusual: participan tanto la Fiscalía de Menores como la brigada de homicidios y la Oficina de Personas Desaparecidas, dada la complejidad del caso y la edad de los implicados.
Horas más tarde, un nuevo episodio sacudía a la ciudad de Remscheid, cerca de Düsseldorf. Allí, un niño de 11 años apuñaló con un cuchillo de cocina a otro menor de 13. En este caso, el agresor es de origen iraquí, mientras que el autor del ataque en Berlín es alemán, un detalle que ha intensificado el debate sobre el papel de la inmigración en la criminalidad juvenil.
