La Sociedad Nacional para la Protección del Niño estima que en Reino Unido – país con numerosa población musulmana – hay más de 137.000 víctimas de la mutilación genital femenina
En cuestión de años, las élites políticas y mediáticas occidentales han tornado el multiculturalismo en un dogma irrefutable. De este modo, cualquier persona que osa cuestionar sus fundamentos y efectos – en ocasiones, estremecedores – es debidamente estigmatizada y marginada por una ‘opinión publicada’ que no tolera la discrepancias.
Entre las más sombrías consecuencias de ese multiculturalismo, podemos mencionar la generalización de clínicas de mutilación genital femenina en Reino Unido. Así, tal y como recoge Breitbart London, en Inglaterra ya hay cinco centros hospitalarios de este cariz y en Gales – menos afectado por la migración que su vecino – acaba de inaugurarse uno.
Las cifras se antojan escalofriantes: de acuerdo con la BBC, que se ha dirigido a fuentes pertenecientes a la ‘Women´s Aid Charity’, un caso de mutilación genital ocurre en Gales cada tres días y más de 2000 mujeres han sido sometidas a esta incivilizada práctica.
Por su parte, la Sociedad Nacional para la Protección del Niño estima que en Reino Unido – país con numerosa población musulmana – hay más de 137.000 víctimas de la mutilación genital femenina.
Quizá lo más grave de esta ominosa cuestión estriba en que la generalización de la mutilación genital no ha llevado a la clase política británica (y galesa en particular) a cuestionar la bondad del proyecto multicultural. Al contrario, conspicuos miembros del Comité de Igualdad, Gobierno Local y Comunidades han manifestado su propósito de convertir Gales en una ‘nación santuario’ para los ‘refugiados y los solicitantes de asilo’.
Esta proclividad a los flujos migratorios masivos de las élites galesas contrasta con el sentimiento de la sociedad civil, que se inclina por constreñirlos. Así lo revela, al menos, una encuesta que muestra que tan sólo un cinco por ciento de la población de la nación británica es favorable a relajar los controles migratorios (mientras un 68% demanda tornarlos más estrictos).
Una práctica prohibida
La mutilación genital fue proscrita en Reino Unido hace más de treinta años y, aun así, las autoridades británicas han sido incapaces de implementar un sistema efectivo para su persecución (quizá atenazadas por el temor a no respetar escrupulosamente la ortodoxia multicultural).
Aunque el origen de la mutilación genital no sea religioso – y no esté universalmente aceptada por los musulmanes -, lo cierto es que la escuela de jurisprudencia islámica Shafi’i la considera obligatoria y que está muy extendida en zonas de África de influencia islámica. Asimismo, el consejo de ulemas de Indonesia (el país con mayor número de musulmanes del mundo) promueve la práctica con especial entusiasmo.