«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Orpo debe decantarse por la derecha o por los socialistas

Las posibles coaliciones para conformar el próximo Gobierno de Finlandia

Petteri Orpo, ganador de las elecciones. Europa Press

El pasado domingo 2 de abril tuvieron lugar en Finlandia las elecciones parlamentarias, tras el agotamiento de la anterior legislatura, 2019-2023. 

En los comicios de 2019, el Partido Socialdemócrata de Finlandia (Suomen Sosialidemokraattinen Puolue, SDP) resultó la primera fuerza nacional por número de votos (545.000; 17,7%), pero fue incapaz de demostrar un liderazgo claro en el país. El Partido de los Finlandeses (Perussuomalaiset, PS) –el cual, como anunció durante la semana, se unirá al Grupo de los Conservadores y Reformistas Europeos (ECR) y dejará Identidad y Democracia– y la Coalición Nacional (Kansallinen Kokoomus, KOK) –parte del Partido Popular Europeo– lograron apoyos electorales similares, con menos de un punto porcentual de diferencia respecto a las cifras de los socialistas (17,5% y 17%, respectivamente). Así, el SDP obtuvo 40 escaños de los 200 disponibles; el Partido de los Finlandeses logró 39 y la Coalición Nacional, 38.

Curiosamente, en las elecciones del pasado 2 de abril estas tres fuerzas han visto aumentar su número de votantes, a pesar de la bajada de 0,9% en la participación respecto a 2019. Lo han hecho, claro está, a costa del resto de partidos, con los que guardan considerable distancia. De hecho, estas tres formaciones –que también se disputaron el podio en 2019– han protagonizado una reñida carrera en las últimas semanas, especialmente el SDP y el Partido de los Finlandeses, cuyos resultados en los últimos sondeos arrojaban un empate técnico.

Tras las elecciones de abril de 2019, la fragmentación del Eduskunta de Finlandia dificultó durante meses la formación de un ejecutivo. El SDP, ganador de los comicios, logró finalmente formar un Gobierno presidido por su líder y candidato, Antti Rinne, quien fue designado Primer Ministro con el apoyo de cinco partidos: el SDP, el Partido del Centro (KESK), la Liga Verde (VIRH), la Alianza de la Izquierda (VAS) y el Partido Popular Sueco (SFP-RKP). El primer ministro Rinne, sin embargo, no duró, y en diciembre renunció por un escándalo de corrupción relacionado con los servicios postales nacionales. Rinne, de 57 años, fue sustituido al frente del ejecutivo y de los socialistas finlandeses por Sanna Marin, la jefa de gobierno más joven en la historia de Finlandia. 

Los cinco partidos del Gobierno se repartieron 18 ministerios, pero los resultados del pasado 2 de abril dejan claro que, a la larga y salvo a los socialistas, al resto de fuerzas presentes en el Gobierno la coalición le ha salido cara.

El Partido de Centro, que en 2019 obtuvo el 13,8% de los votos y logró 31 escaños (ya entonces perdió 18 respecto a las elecciones anteriores), se dejó otros 8 asientos, al lograr reunir únicamente el 11,3% de los votos. Es el segundo gran descalabro consecutivo de este centenario partido socioliberal, que logra sus mejores resultados relativos en el centro y norte del país. Por su parte, el Partido Socialdemócrata ha visto aumentar su base electoral en un 13% al cosechar 616.000 votos y lograr el 19,9% del total nacional, más de dos puntos más que la cifra de 2019.

Los votantes finlandeses han favorecido, sin duda, a las dos grandes fuerzas que no entraron a formar parte del Gobierno en 2019. Los ganadores de la jornada fueron el líder de la Coalición Nacional, Petteri Orpo, y la nueva presidenta de los Finlandeses, Rikka Purra, cuyo partido, fundado en 1995 y del que se hizo cargo en 2021, se quedó apenas a 7.000 votos de distancia de superar al SDP y ser la primera fuerza en los comicios de 2019. Ambas formaciones han visto muy crecidos sus apoyos electorales en estos cinco años: un 23% la Coalición Nacional y un 15% los Finlandeses. Así, con sus 640.000 votos y el 20,8% del total nacional, los de Orpo lograron 48 escaños, una decena más que en 2019; y el Partido de los Finlandeses, con 620.000 votos (20,1%), 46 asientos. 

Posibles coaliciones de gobierno

Pero la posible unión de ambas formaciones (94) no suma en el Eduskunta, pues son necesarios 101 parlamentarios para lograr mayoría absoluta. Las negociaciones para formar gobierno, que el vencedor, Petteri Orpo, ya anunció que comenzarán la próxima semana, prometen ser complicadas. En 2019, estas rondas se alargaron durante meses, desde abril a junio, antes que de el socialista Antti Rinne lograra apoyos suficientes. La fragmentación parlamentaria y la multitud de líneas rojas que unos y otros partidos han establecido entre sí dificultan enormemente la gobernabilidad de Finlandia y aseguran que las futuras rondas de negociación serán duras.

La Coalición Nacional se presenta como un partido de centroderecha liberal y conservador, que reivindica tímidamente los valores de la tradición cristiana, pero también «la interacción entre culturas» y la «diversidad cultural genuina». El líder de este centenario partido, que forma parte del Partido Popular Europeo, ha asegurado que está dispuesto a pactar tanto con el socialista SDP como con el Partido de los Finlandeses, pero, en realidad, los números no suman con ninguno de ellos. 

El Partido del Centro —afiliado a ALDE— ya adelantó antes de la cita electoral que no reeditaría la coalición del Gobierno de Sanna Marin debido a sus diferencias insalvables con la Liga Verde —Partido Verde Europeo— y la Alianza de la Izquierda —Izquierda Verde Nórdica—. Esta última formación, por su parte, aseguró que no apoyaría un Gobierno en el que estuviera presente la Coalición Nacional. Por su parte, tanto el SDP como la Liga Verde, la Alternativa de la Izquierda y el Partido Popular Sueco —ALDE— anunciaron antes de las elecciones que no entrarían a formar parte de un ejecutivo que incluyera al Partido de los Finlandeses. 

El Partido Popular Sueco, no obstante, matizó su posición respecto a los Finlandeses más adelante, por lo que deja abierta una posibilidad para un Gobierno de centroderecha presidido por Petteri Orpo. Podría asegurar a Orpo la mayoría si uniera sus nueve escaños a los de KOK y PS. El Gobierno resultante sumaría 103 escaños, logrando superar la cifra necesaria. Por otra parte, una coalición formada por la Coalición Nacional, el Partido de los Finlandeses y los 23 parlamentarios del Partido del Centro sumaría 117 escaños en el Eduskunta, superando ampliamente la barrera de gobernabilidad de la mayoría absoluta (101 diputados).

No sería la primera vez que el Partido de los Finlandeses entra en el Gobierno, ya que participó en el de Juha Sipilä, del Partido del Centro, entre 2015 y 2017. Sin embargo, la línea dura contra la inmigración ilegal sostenida por el partido de «Finlandia primero» puede chocar con las posturas multiculturales de la Coalición Nacional. 

La otra gran alternativa en la formación de un Gobierno conllevaría una reedición de la «gran coalición», ya vista en el Parlamento de la Unión Europea, entre populares y socialistas. Pero la unión de la Coalición Nacional y el SDP (91) tampoco sería suficiente garantía, por lo que la coalición requeriría apoyos de otras fuerzas. De nuevo, en esta ocasión los parlamentarios del Partido de Centro podrían ser la bisagra entre ambos partidos: el tripartito sumaría 114 escaños. La participación del Partido de Centro, sin embargo, dejaría fuera tanto a la Liga Verde como a la Alianza de la Izquierda. 

Por su parte, el SDP no tiene posibilidad alguna de formar gabinete pues, a pesar de su ganancia (tres escaños), los socios de su actual Ejecutivo se han dejado hasta 20 parlamentarios por el camino. Una reedición —que el Partido de Centro ya anunció que no apoyaría— tan sólo sumaría 99 diputados, cantidad insuficiente para asegurar la gobernabilidad de la nación. Sólo logrando unir de nuevo al Centro con la Liga Verde y la Alianza de la Izquierda y sumando los cinco escaños de los Demócrata Cristianos —quienes votaron en contra de la coalición en 2019— podría seguir presidiendo el país, esta vez al frente de un gobierno de seis partidos.

Sin embargo —y a pesar del anuncio de su disposición de formar gobierno con la Coalición Nacional tras su felicitación a Petteri Opro—, la todavía Primera Ministra no liderará ningún proyecto, ya que presentó su dimisión al frente del SDP este pasado miércoles: «Es momento de unir filas de nuevo y dimitir como líder». La socialista adelantó que no formará parte de las negociaciones y que tampoco se ve como ministra en caso de que su partido, del que seguirá siendo diputada, forme parte de la coalición de gobierno, aunque afirmó que «el SDP está listo para gobernar».

Por el momento, la dimisión de Sanna Marin complica todavía más las futuras negociaciones, pues el SDP deberá elegir un nuevo líder para navegarlas, lo que podría retrasar la composición de un futuro ejecutivo si la Coalición Nacional opta por esa vía. Queda por ver por qué alternativa se decantará finalmente Orpo: si por el cambio de rumbo que los finlandeses han pedido en las urnas al apoyar decididamente a los dos grandes partidos de la derecha, o por una línea continuista de las políticas del actual gabinete socialista.

TEMAS |
+ en
.
Fondo newsletter