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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Londres escapa al control de las autoridades: ola de ataques con cuchillo

Los ataques con arma blanca se multiplican en la capital británica mientras su alcalde, Sadiq Khan, continúa más preocupado por defender las tesis multiculturales y globalistas.


Sadiq Aadam, un joven de apenas 20 años, se ha convertido en la última víctima mortal y tercera de la misma familia. La epidemia de ataques con arma blanca se ha multiplicado en los últimos años y ha dejado 96 muertos desde 2017 en una capital británica completamente superada por las amenazas a las que debe hacer frente.
Decía Sadiq Khan, el alcalde musulmán de Londres, hace unos meses que los británicos debían acostumbrarse a vivir con el terrorismo. Sus palabras, que levantaron un gran revuelo mediático, mostraban las líneas maestras de su política antiyihadista y la ausencia de un plan efectivo para hacer frente a una amenaza sin precedentes. «El terrorismo, simplemente ocurre», debió pensar el laborista que ahora tiene que hacer frente a otro problema grave de convivencia.
Hace unos meses, el diputada laborista Stephen Timms reconocía que zonas enteras de la capital británica se estaba convirtiendo en «áreas prohibidas» debido a la epidemia de ataques con ácido, una práctica en auge en los últimos meses. De hecho, las cifras de ataques con sustancias corrosivas en Gran Bretaña se han disparado entre 2012 y 2016 en más de un 500%; solo el año pasado se produjeron 469 incidentes de esta clase.
«Creo que todos deberíamos considerar inaceptable que haya ‘áreas prohibidas’ en Londres y Gran Bretaña», sentenció Timms, que admitió que muchos vecinos con los que había mantenido contacto «tenían miedo» a salir a las calles.

Epidemia de ataques

«Querido Abdikarim, todos estamos conmocionados por este terrible suceso que ha acabado con tu muerte y no terminamos de aceptarlo. Te vamos a echar mucho de menos y estamos pensando en su familia. De parte de todos tus amigos de la Escuela William Ellis. No te olvidamos». Estas palabras del entorno del joven evidencia la realidad que se vive en las calles.
El comienzo de 2018 a Londres no ha traído precisamente buenas nuevas. La noche de Año Nuevo se cerró con cuatro asesinato con arma blanca en menos de 24 horas. En 2017, esta cifra se eleva hasta los 80 muertos (26 de ellos, adolescentes). De hecho, en lo que va de año, van 16 asesinatos y los dos últimos tuvieron lugar en Camden, una zona de los más turística, en el espacio de una hora.
El Mundo ha narrado la historia de Abdikarim Hassan, el joven que fue asesinado cuando salía de una tienda cercana a su casa, en Bartholomew Road. Hassam fue apuñalado en el pecho con un cuchillo de grandes dimensiones, similar al que utilizaron los yihadistas en el atentado en el Puente de Londres.
Apenas una hora después, en Malden Road, moría acuchillado Sadiq Aadam, de 20 años, la tercera víctima mortal de una misma familia, pues meses antes fue asesinado su hermano, Mohamed Aadam, y su primo, Mohamed Abdullahi.
La principal hipótesis que manejan las autoridades es que se trata de un conflicto entre pandillas callejeras de la comunidad somalí de Camden. No obstante, los dos últimos asesinados eran estudiantes universitarios sin antecedentes penales. Por el momento, las autoridades se han limitado a repartir la responsabilidad: «Estamos ante un problema nacional que requiere una solución nacional», aseguró Khan en unas declaraciones que no mencionan los importantes recortes en el presupuesto de la policía o la desaparición de los agentes de las calles.
 

La sharia, en las calles

La realidad en el caso londinense supera a la ficción. La metrópolis es una de las ciudades más multiculturales del mundo y el uso del hiyab en sus calles es habitual. Los musulmanes forman un grupo importante dentro de la sociedad y el nombre de Mohamed ha desbancado a nombres tradicionales británicos y es ya el más común entre los varones recién nacidos en el país. La firma Baby Centre analizó los nombres más populares y confirmó que Oliver y Jack han perdido su tradicional trono. Mohamed, escrito de diferentes formas, es ya el más utilizado, lo que da cuenta del peso migratorio de la ciudadanía.
Esta población ha creado auténticos guetos en barrios como Newham y Tower Hamlets, donde el verdadero poder está en manos del consejo de la Sharia Islámica de Leyton. El este de la capital británica se ha transformado en una suerte de califato que tiene sus propias leyes, sus propias escuelas, sus propios líderes y sus propios templos. Todos ellos, vinculados o controlados por grupos radicales como el Islamic Forum of Europe (IFE). Creada por Jamaat-e-Islami Chowdhury Mueen-Uddin, condenado a muerte en noviembre de 2013 por el Tribunal de Crímenes de Guerra de Bangladés, la organización extremista tiene un objetivo: imponer un ‘califato’ en Europa.
En esos barrios han proliferado las llamadas patrullas de la sharia, una suerte de policía islámica a espaldas del Estado que trata de hacer cumplir leyes ajenas al propio país. Aunque su propósito suene disparatado, las intenciones del joven no van nada desencaminadas. Efectivamente, muchas zonas y barrios británicos ya no tienen nada que ver con el Reino Unido.
La última medida de las autoridades británicas también va en este sentido. La Oficina de Relaciones Exteriores y del Commonwealth promovió el uso del velo islámico, la prenda que oprime a las mujeres de medio mundo, con motivo del día mundial del hiyab, y regaló este tipo de prendas a todos aquellos que quisieran lucirla.
El FCO -el equivalente británico del Departamento de Estado estadounidense- emitió invitaciones a su personal antes del evento, con las siguientes instrucciones: “¿Te gustaría probar un hiyab o aprender por qué las mujeres musulmanas llevan pañuelo en la cabeza? Ven a nuestro evento. Bufandas gratis para todos aquellos que quieran usarlo durante la jornada. Las mujeres musulmanas, junto con los seguidores de muchas otras religiones, han elegido usar el hiyab”.
Las autoridades se han negado a dar más datos sobre el evento a pesar de la polémica que ha causado, pues son muchos los que no comprenden cómo el gobierno británico puede amparar y financiar este tipo de actividades.

Tres violaciones en apenas una hora

El pasado mes de octubre, The Guardian desveló que una joven de 17 años fue agredida sexualmente por tres hombres diferentes en el plazo de una hora. Según el informe de la policía británica, la víctima volvía a casa, después de pasar una noche con sus amigos al este de Londres, cuando fue abordada por los agresores.
La joven fue atacada por tres hombres diferentes entre las 11.55 pm del viernes 29 de septiembre hasta las 00.55 am del sábado 30 por tres hombres diferentes, el último de los cuales formaba parte de un grupo más numeroso.
 
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