El proceso de privatización de TAP está generando muchos problemas en el Gobierno de Portugal. Los escándalos de la aerolínea pública lusa han puesto en jaque al primer ministro, Antònio Costa, en más de una ocasión. El último en presentar su dimisión ha sido el ministro de Infraestructuras, João Galamba, la cual, ha sido rechazada por Costa.
El titular de Infraestructuras tuvo que salir el pasado sábado al paso de las acusaciones sobre la investigación del pago de una indemnización irregular en la aerolínea estatal TAP. Galamba aclaró que «el Ministerio nunca ha querido ocultar ninguna nota a la comisión de investigación». De hecho, señaló a su antiguo adjunto, Federico Pinheiro, asegurando que fue él quien no quiso trasladar las notas a la Comisión del Parlamento.
No obstante, Pinheiro ha sido quien ha desatado la polémica porque ha desmentido al Gobierno en su versión de que estaba investigando el pago irregular, hecho que ha provocado su destitución. Además, Galamba habría pedido al Servicio de Informaciones de Seguridad (SIS) recuperar el ordenador de Pinheiro.
Sin embargo, Galamba cuenta con el apoyo incondicional de Costa porque ha asegurado que no tiene «ningún indicio de que intentara ocultar información». El primer ministro luso necesita rebajar la crisis interna porque en poco más de un año ha sufrido 13 bajas de ministros, cuatro de ellas provocadas por los escándalos de TAP.
El proceso de privatización de TAP sigue adelante y, previsiblemente, comenzará el próximo mes de julio. Aunque todavía se desconocen los candidatos definitivos que opten por la compañía, todo apunta a que habrá una «batalla» entre los gigantes aéreos del viejo continente: IAG, matriz de Iberia y Vueling, que acaba de hacerse con Air Europa; Lufthansa, en la recta final para incorporar a Ita Airways; y Air France-KLM.
