Los líderes de los principales partidos se han reunido en Downing Street con objeto de consensuar un ‘nuevo mecanismo independiente de agravios’
Con muchos escándalos sexuales ya destapados, los partidos políticos británicos han habido de olvidar por un tiempo sus diferencias y unirse para tratar de erradicar esta lacra que está perjudicando de modo severo la imagen exterior de la clase dirigente del país. Así, los líderes de las principales formaciones, convocados por la primera ministra Theresa May, se han reunido en Downing Street con objeto de consensuar un ‘nuevo mecanismo independiente de agravios’.
El resultado de este relevante encuentro ha sido la creación de un sistema, un código de conducta, que entrará en vigor en los albores del próximo año y que, al parecer, dotará de mayor seguridad, protección y amparo a las víctimas de estos abusos. Aparte de esto, se ha pactado un sistema de recursos humanos que facilita la denuncia de estos luctuosos incidentes: a la línea telefónica de denuncia existente hasta hoy, le va a sustituir un sistema de ‘cara a cara’ para gestionar las eventuales acusaciones.
Al término del encuentro, la primera ministras británica, Theresa May, ha comparecido ante los medios de comunicación. Una comparecencia en la que se ha mostrado dolida por los últimos escándalos y en la que ha abogado por una investigación imparcial y justa: ‘Tristemente, en los últimos días hemos visto un número de acusaciones contra personas de todos los partidos políticos y es importante que se investiguen de manera imparcial y algunos (de esos casos) se han trasladado correctamente a la policía’, ha aseverado May en tono apesadumbrado.
En esta línea, la premier ha mostrado su regocijo por el hecho de que los partidos políticos se hayan puesto de acuerdo en esta preocupante cuestión y se ha disculpado ante los británicos: ‘Es importante que solucionemos esto y siento que hayamos tenido que ver casos de abuso de poder, demasiados, en los últimos años’.
Pese a que pueda parecer que los abusos han sido perpetrados exclusivamente por miembros del Partido Conservador, la realidad es que se trata de una lacra transversal que afecta a todas las formaciones, desde los laboristas hasta el Partido Nacionalista Escocés. Una transversalidad que podría explicar el afán de los partidos políticos de actuar coordinadamente.
El Gobierno de May, en jaque
La cuestión de los abusos sexuales ha afectado sobremanera al Gobierno británico. No en vano, el ministro de Defensa, Michael Fallon, acusado de haberle tocado la rodilla a una periodista en el año 2002, hubo de dimitir la pasada semana. En el cargo le ha reemplazado el recto y discreto Gavin Williamson.
Tras la renuncia de Fallon, la atención está puesta en el número dos de May, el secretario de Estado Damian Green. Sobre él pesa la acusación de haberle puesto la mano en la rodilla a una activista conservadora – sin su consentimiento – en un pub y de haberle enviado, posteriormente, mensajes lascivos y sugerentes a través del teléfono móvil. Además, un policía de Scotland Yard asegura que, en 2008, se encontró material pornográfico en el ordenador de Green.