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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Macron, a una marroquí: 'Debe volver, no puedo darle papeles a todos'

 

El presidente francés vira su discurso y reconoce que Francia no puede entregar tantos permisos de residencia al año.


El globalismo convirtió a Emmanuel Macron en su candidato. La caída en desgracia del conservador François Fillon convirtió al niño de la Banca Rothschild en el elegido por el establishment para ocupar el Elíseo ante la «amenaza» de Marine Le Pen y el Frente Nacional, que basó su programa en una defensa férrea de las fronteras, un mayor control migratorio y una serie de estándares de seguridad para prevenir los atentados islamistas que asolan Francia.
Macron ganó y, tras unos días en el poder, reconoció que Francia tenía más problemas de los que pensaba. Viró en sus políticas y el presidente globalista pronto se convirtió en objeto de críticas de la izquierda francesa, esa que con tanta celeridad lo había alzado a los altares antes de los comicios.
Durante un acto, Macron se encontró con una inmigrante marroquí que le exigía la entrega de más permisos de residencia. La respuesta del presidente francés fue tajante: «Tienes que volver a tu país, no puedo darle papeles a todo el mundo».


Una realidad obvia y que Macron debe señalar ante la situación que vive el país. Sin embargo, conviene reflexionar sobre la diferente reacción de la prensa ante estas palabras cuando son pronunciadas por el presidente francés u otros políticos, véase Le Pen. Francia, y poco a poco el resto de países de la UE, han entendido que las medidas propugnadas por la canciller alemana, Angela Merkel, en torno a la crisis migratoria fueron erróneas y han provocado una situación de extrema urgencia en muchos de esos estados.
El viraje ideológico de Macron es más visible cuando se acude a la hemeroteca. Durante la campaña, el candidato globalista culpó a los jóvenes franceses de los procesos de radicalización que muchos musulmanes sufrían en las principales ciudades galas. El ahora presidente no apuntó al islam, ni a las mezquitas wahabitas o a los barrios periféricos donde la sharia se ha convertido en la verdadera ley.
Macron, que recibió el apoyo de los principales dirigentes de Bruselas y de buena parte de la clase política europea, aseguró que la sociedad francesa “maltrata” a los jóvenes que viven en “barrios apartados” y que “son fácilmente influenciables” por el islam radical. Claro que aquella noticia se entendió mejor unos días después, cuando la Gran Mezquita de París defendió al exministro francés de Economía por “encarnar la vía de la esperanza y de la confianza en las fuerzas espirituales y ciudadanas de la nación, dentro del respeto de los valores republicanos y de la aplicación estricta de los principios del laicismo”.

Oposición al islam

La brecha respecto al islam se acrecienta aún más en Europa. El 60% de los franceses admite ya sin ambages que no cree que el islam sea compatible con los valores de la sociedad, mientras que el 65% apuesta por reducir la inmigración.
Es el nuevo cisma que vive la Europa de Bruselas y que en Italia ya se evidenció en el Parlamento. Allí las figuras políticas del país rechazaron una ley cuyo objetivo es otorgar la nacionalidad a los hijos de inmigrantes nacidos dentro de sus fronteras.
Una encuesta de Ipsos para Le Monde muestra un aumento del rechazo a la inmigración masiva entre los partidarios de todos los partidos, incluidos los socialistas. Según el 61% de los franceses, la mayor parte de los recién llegados no hace “esfuerzos” por integrarse en Francia.
Un 74% de los encuestados afirma que el islam quiere imponer “su modo de funcionamiento” a la sociedad francesa. Un sentimiento que es mayoritario entre los partidarios del Frente Nacional y Los Republicanos y que continúa al alza entre los socialistas y los votantes de Macron.

Nueva Ley de Seguridad

El sistema de protección de Francia contra el islamismo no funciona. Casi tres años con el Estado de Emergencia activo no han servido para cerrar las grietas en torno a la seguridad y estas fallas se han hecho más evidentes que nunca. Y es que recientemente se ha conocido que un hombre investigado por islamismo ha conseguido entrar en las Fuerzas de Seguridad sin que los servicios de inteligencia tuvieran constancia de ello.
El Parlamento francés aprobó a comienzos de octubre la nueva ley que incorpora al derecho ordinario varias medidas excepcionales para combatir el terrorismo, como el cierre de los centros religiosos en los que se profieran discursos que hagan apología de la violencia y facilitar los registros y controles a sospechosos de terrorismo.
 
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