La Asamblea Nacional francesa aprobó este martes la ley de inmigración tras el batacazo que sufrió la pasada semana el Gobierno del presidente francés, Emmanuel Macron.
La Cámara Baja dio «luz verde» al texto con los votos favorables de 349 diputados, mientras que 186 han votado en contra. El ministro del Interior, Gérald Darmanin, celebró que la iniciativa fuera aprobada con una «mayoría sólida», que incluyó a Agrupación Nacional, el partido de Marine Le Pen.
«El texto votado esta tarde es un pequeño paso. Está lejos de la revisión constitucional necesaria para un control real de la inmigración que pedimos, pero representa una victoria ideológica incontestable para el RN», afirmó Marine Le Pen en la red social X.
Por su parte, el líder de La Francia Insumisa (LFI), el ultraizquierdista Jean-Luc Mélenchon, tildó la aprobación de «victoria repugnante». «Esta situación no puede quedarse sin una reacción acorde a la importancia del momento», reza un comunicado del coordinador de la formación, Manuel Bompard, compartido por Mélenchon.
Los elementos clave del proyecto de ley son el requisito mínimo de cinco años de residencia, en lugar de seis meses como hasta ahora, antes de que los inmigrantes puedan recibir ayudas sociales del Estado.
También contiene disposiciones según las cuales las personas con doble nacionalidad que hayan cometido un delito en Francia pueden perder su ciudadanía y ser repatriadas. La ley también incluye cuotas de inmigración, dificulta que los hijos de inmigrantes se conviertan automáticamente en ciudadanos franceses y endurece los requisitos para la reunificación familiar.
