El primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, pronunció un discurso en la Universidad de verano Bálványos, ubicada en Băile Tușnad, en el centro de Rumanía, donde expresó su preocupación por la posición que está tomando la Unión Europea hacia su país, y defendió la herencia cristiana de Europa y la identidad nacional húngara.
Durante su intervención, acusó a la Unión Europea de rechazar esa herencia cristiana y de llevar a cabo una política migratoria que promueve «un reemplazo de la población». Además, afirmó que «la UE está liderando una cruzada contra las naciones europeas favorables a la familia».
El líder de Fidesz rechazó la aparición de una clase política en Europa que, en su opinión, «carece de responsabilidad y convicciones cristianas o democráticas», lo que deja a Hungría sin otra opción más que «luchar» por sus intereses, y destacó que su país no busca que todos los países compartan las mismas creencias o estilos de vida, sino que insiste en la importancia de «preservar su hogar, su idioma y su cultura» porque son la base de «la seguridad, la libertad y la prosperidad» del pueblo húngaro.
Para finalizar su intervención, Orbán afirmó que dentro de un año deseará poder informar a los ciudadanos de toda Europa del exponencial crecimiento económico en su país, muy por encima del promedio europeo, e instó a los húngaros a defender su soberanía, a concentrarse en defender sus intereses y a mantenerse firmes en asuntos intelectuales que puedan comprometer la unidad nacional. «Dios sobre todos nosotros, Hungría ante todo; ¡Vamos Hungría, Vamos húngaros!», concluyó.
