El primer ministro magiar se muestra convencido de que la democracia cristiana protegerá a Hungría de las amenazas exógenas (fundamentalmente, la islámica) y de las endógenas (el hedonismo, el relativismo moral, la ideología de género…)
Uno de los Gobiernos continentales que mayores quebraderos de cabeza provoca a los burócratas bruselenses es el húngaro, encabezado por el conservador Viktor Orbán. Así, su políticamente incorrecta postura migratoria, su compromiso con la defensa de la vida humana y la familia y su propósito de recuperar la Europa cristiana contravienen el designio de la UE de construir una Europa ajena al ethos propiamente europeo.
En una entrevista concedida a una radio magiar, Orbán ha vuelto a demostrar su condición de político incómodo. Así, ha reafirmado su objetivo de tornar el régimen político húngaro en una democracia cristiana (algo que ya hizo nada más ser reelegido como primer ministro de Hungría): ‘Creo que el desarrollo social húngaro y europeo ha creado ideas y valores que pueden ser utilizados en el tiempo presente (…) En esto consiste la democracia cristiana. Debemos insistir en estos antiguos valores y dotarlos, quizá, de un nuevo aspecto formal’, ha señalado el mandatario.
En este sentido, el primer ministro magiar se muestra convencido de que la democracia cristiana protegerá a Hungría de las amenazas exógenas (fundamentalmente, la islámica) y de las endógenas (el hedonismo, el relativismo moral, la ideología de género…): ‘La democracia cristiana nos protege de la inmigración, defiende nuestras fronteras, apoya el modelo tradicional de familia y ve la preservación de la herencia cristiana como algo natural. De este modo, este sistema de pensamiento es más apropiado para la política práctica que la democracia liberal’.
Antes de continuar, quizá habría que aclarar algo: cuando Orbán se refiere a la necesidad de reemplazar la democracia ‘liberal’ por una democracia cristiana, no está abogando por la eliminación de instituciones liberales como el Parlamento, sino por la erradicación de trasfondo ‘progresista’ que subyace tras las hodiernas democracias. En el resto de Europa – por influjo anglosajón – ‘liberal’ no equivale a ‘partidario de un Estado reducido’, como en España, sino a ‘progre’.
Contra la UE intervencionista
Durante la entrevista, el primer ministro magiar también se ha referido a su reciente encuentro con el presidente galo, Emmanuel Macron, a quien le transmitió su propósito de combatir todos los intentos de la UE de atentar contra la soberanía nacional: ‘Lo que es más importante es que le dejé meridianamente claro que Hungría nunca aceptaría una regulación europea que nos privara de la capacidad de decidir quién puede vivir dentro de nuestras fronteras (…) Defendemos los fundamentos de la soberanía, y Bruselas no puede hurtar la soberanía húngara. Creo que un francés puede comprender esto’.
Asimismo, el mandatario magiar ha expresado su intención de reformar las leyes del país – incluida la Constitución – en aras de impedir la injerencia de la Unión Europea en cuestiones que atañen exclusivamente a los húngaros. Recordemos, en este sentido, que Orbán ya introdujo una reforma constitucional por la que, entre otras cosas, el matrimonio pasó a definirse como la unión entre hombre y mujer.
En Hungría brilla la refulgente luz de la esperanza; esa luz que debe guiar a los pueblos europeos en su huida de las tinieblas.