«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Polonia dona 10 millones de dólares para viviendas de refugiados en Líbano

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki

La estrategia de Polonia respecto a la inmigración y la seguridad es – al igual que la de otros países tales como Hungría – establecer las condiciones necesarias para que las personas puedan prosperar en sus países de origen.


En un tiempo en que se presenta a Polonia como epítome de cuantos males existen, quizá sorprenda algunos que este país – cuyo mayor pecado es mostrarse firme en la defensa de su identidad cristiana – realice acciones caritativas. Pero esta sorpresa inicial (comprensible hasta cierto punto) no debería devenir en una negación de la realidad, sino en su reconocimiento.
En un comunicado difundido este martes, el primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, ha anunciado la donación de diez millones de dólares orientados a la construcción de viviendas para mil refugiados sirios que hogaño malviven en Líbano. El propósito de esta medida es, como recoge el documento, que los refugiados puedan asentarse en un lugar próximo a su país de origen, de tal modo que su regreso a éste sea más sencilla en el futuro.
El mandatario centroeuropeo ha tomado esta determinación tras su estancia en Líbano; estancia que ha incluido la visita a un colegio y un hospital para refugiados situados en la zona septentrional del país. Recordemos que el país árabe acoge, en este momento, a un millón de refugiados y exige auxilio al resto de la comunidad internacional.

La doctrina polaca sobre Seguridad

Como es conocido por todos, el Gobierno conservador de Polonia rechazó el plan de la Unión Europea de distribuir, por todos los Estados miembros, los inmigrantes que llegaban masivamente a las costas del Continente desde 2014-2015. ‘Polonia no será partícipe de la locura migratoria de Bruselas, que pone en riesgo la seguridad de todos los europeos (…) Los migrantes islámicos no tienen sitio en nuestro país, pues no profesan los valores necesarios para vivir en él’, aseguró el verano pasado, en una alocución ante el Parlamento, la entonces primera ministra polaca, Beata Szydlo.
Por tanto, la estrategia de Polonia respecto a la inmigración y la seguridad es – al igual que la de otros países tales como Hungría – establecer las condiciones necesarias para que las personas puedan prosperar en sus países de origen. Lo que implica no provocar guerras (al modo de Estados Unidos) y contribuir al desarrollo económico, político y social de los países del Tercer Mundo.

‘Recristianizar’ Europa

En este sentido, aceptar de buena gana la llegada masiva de musulmanes a Europa iría contra el propósito del actual primer ministro, Mateusz Morawiecki, de ‘recristianizarla’. Un propósito que manifestó en la primera entrevista concedida tras su nombramiento, en la que también abundó en la pesadumbre que le provoca el declive de la fe cristiana en nuestro Continente: Lamento que en muchos sitios no se canten villancicos y que las iglesias, vacías, se conviertan progresivamente en museos’.
En los próximos años, los europeos habrán de elegir qué modelo de sociedad y civilización prefieren: el de Polonia, basado en la preservación de la identidad cristiana y en la idea de que debe garantizarse a las personas un futuro digno en su país natal; o el de Bruselas, fundado en la voluntad de acabar con la peculiaridad europea – la fe cristiana – fomentando la llegada masiva de musulmanes.

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