La entrada forzada de Ucrania en la Unión Europea, asunto que se debatió recientemente en la cumbre de Bruselas, podría perjudicar los intereses económicos de España en materia militar y en el sector agrícola. Pese a ser un asunto sensible, ya que el país gobernado por Zelenski sufrió la invasión militar rusa en 2022 y sigue en conflicto, está creciendo la preocupación entre expertos y sectores económicos españoles por las consecuencias reales que tendría esta incorporación en el contexto actual.
Por un lado, la pertenencia de Ucrania al bloque comunitario podría suponer un incremento significativo del gasto militar para España, en un momento en que las presiones presupuestarias son ya elevadas. Y por otro, las crecientes exportaciones ucranianas a los países de la Unión —especialmente en productos agrarios— ya están generando distorsiones que amenazan al campo español.
El conflicto bélico con Rusia ha convertido a Ucrania en un país con una fuerte dependencia de la ayuda internacional y, de integrarse en la UE, pasaría a requerir apoyo estructural masivo. Esto implicaría un esfuerzo económico adicional para los Estados miembros, incluyendo a España, que podría ver cómo parte de sus recursos comunitarios destinados al desarrollo regional y a la Política Agraria Común (PAC) son redirigidos hacia Kiev. Ucrania, con 41 millones de hectáreas de tierra cultivable, se convertiría en el mayor receptor potencial de ayudas agrícolas, lo que podría llevar a un reparto menos favorable para los productores españoles.
De hecho, el sector agrícola nacional ya ha mostrado signos de preocupación. Las exportaciones ucranianas, especialmente de cereales y productos básicos, han aumentado considerablemente en los mercados europeos desde el inicio de la guerra, en parte debido a la eliminación de aranceles y barreras comerciales. Esta entrada masiva de productos a bajo coste está generando una competencia que muchos agricultores españoles consideran desleal y difícil de sostener, agravando aún más la crisis del sector primario.
A nivel geopolítico, la posible adhesión acelerada de Ucrania también supondría un cambio de paradigma en materia de defensa. España, como miembro de la UE, estaría obligada a reforzar su compromiso con la seguridad común, lo que podría traducirse en una mayor inversión en capacidades militares y una mayor exposición a un eventual conflicto con Rusia. Cabe recordar que, tras la adhesión, cualquier amenaza percibida por Ucrania se trasladaría de facto a todos los socios europeos.
Además, desde sectores diplomáticos y analistas internacionales se cuestiona la lógica jurídica y económica de esta candidatura. Mientras países como Serbia, Albania o Macedonia del Norte llevan más de dos décadas esperando una decisión sobre su adhesión, la rápida consideración del caso ucraniano alimenta la percepción de que se trata de una maniobra política más que de un proceso basado en méritos y reformas estructurales.
En este contexto, España se encuentra en una posición delicada. Aunque el gobierno español ha respaldado públicamente el proceso de integración europea de Ucrania, los sectores afectados —como el agrícola y el presupuestario— piden una evaluación más detallada del impacto real que esta decisión podría tener en la economía nacional.