“Ridículos”. Así calificó este martes el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, a los representantes del Parlamento tras asistir a un pleno con sólo 30 de los 751 diputados de la Cámara.
En medio del enfado de los más eurófilos y el agradecimiento por la respuesta servida en bandeja de los más euroescépticos, la realidad es que Juncker abre, con su comentario, un debate que va mucho más allá del absentismo laboral. ¿Quién se sienta en los escaños del ‘Europarl’? Y, sobre todo, ¿a quién representan y a qué se dedican? De Juncker al déficit democrático. Allá vamos:
Con un presupuesto anual de casi dos mil millones de euros (1838 en 2016), el Parlamento Europeo representa, sobre el papel, el poder legislativo de la Unión. Eso sí, sin poder proponer leyes -tan sólo aprobarlas o vetarlas- y quedando excluido en ocasiones de todo poder de decisión, que recae por completo en el Comisión Europea (ese que preside el enfadado Juncker). En total, 751 eurodiputados elegidos por todos los estados miembro de la Unión por un sistema de ‘proporcionalidad decreciente’ – cada Estado miembro tiene derecho a elegir un número determinado, desde seis para Malta, Luxemburgo, Chipre y Estonia a 96 para Alemania- en función de la población de cada país.
Las elecciones
Aunque hay normas comunes, cada país celebra las elecciones al Parlamento Europeo según sus leyes nacionales. Primer síntoma del manido ‘déficit democrático’ de la Unión y primer reflejo de que la composición final del Parlamento no tiene demasiado que ver con los deseos de los 400 millones de europeos.
¡Qué lo cierren! Lo mejor que nos podía pasar a europeos. No hace falta un parlamento mastodóntico para estar unidos https://t.co/tvl2xD9r6l
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 4 de julio de 2017
¡Que lo cierren!, escribía en su cuenta de Twitter el líder de VOX al hilo de las declaraciones de Juncker.
La todopoderosa Comisión
Con sueldos que superan de largo los seis mil euros al mes (más dietas, gastos de gestión y personal y transporte), los eurodiputados deben, como recordaba a Juncker el presidente de la institución, Antonio Tajani, controlar la labor de la Comisión Europea… ¿de verdad?
En realidad, la Comisión Europea es, como órgano ejecutivo de la UE, el todopoderoso encargado de proponer y aplicar la legislación limitándose la labor del Parlamento a la de decir ‘sí’ o ‘no’ a lo que dice la Comisión.
Y, hablando de comisiones… ¿Por qué es Juncker el presidente de ese poderosísimo órgano? ¿Quién lo ha elegido?
Oficialmente, el Parlamento Europeo. En la práctica, el Parlamento sólo puede decir, de nuevo, sí o no al nombre propuesto por el Consejo Europeo tras una larga ronda de contactos, de reuniones de grupos parlamentarios y de partidos políticos… de pasilleo y comisión muy alejada de la ciudadanía europea.
Y ese nombre es el que durante cinco años podrá dirigir y coordinar la acción política y administrativa de la Comisión; supervisar sus trabajos, impartir instrucciones a los comisarios; ejecutar el presupuesto y las políticas o elaborar en exclusiva -en exclusiva- los proyectos legislativos.
Y ahora que tenemos las bases de ese déficit democrático de la UE, veamos cómo encajaron la reprimenda de Juncker los afectados.
El líder de la Alianza de Socialistas y Democráticos (S&D), Gianni Pittella, dio una explicación para su ausencia -se encontraba reunido con el comisario de Sanidad y Seguridad Alimentaria- pero aprovechó para lanzar otro dardito a los comisarios: pidió que Juncker denunciara también el «sinnúmero» de reuniones del Consejo de la UE «en las que no se toman decisiones [pero que no nos salen nada baratas, por cierto]”.
Mientras, el eurodiputado de los Verdes Sven Giegold rechazó las palabras de Juncker y le instó a disculparse con el Parlamento porque «boicotearlo no hace bien a la democracia europea». ¿Querría decir, quizá, a los eurodiputados europeos?
Leer más…
La UE contra Europa
Peligro y colapso de la Unión Europea
‘Bienvenidos al funeral por la Unión Europea’
