El buque Ocean Viking de la organización humanitaria SOS Méditerranée ha llegado a puertos de la ciudad francesa de Tolón con más de 200 inmigrantes a bordo y tras recorrer más de 1.500 millas (casi 3.000 kilómetros) durante tres semanas por el Mediterráneo Central.
Las primeras operaciones se llevaron a cabo entre el 20 y el 23 de octubre, días en los que prestaron asistencia a dos embarcaciones (al menos) en las que viajaban 73 inmigrantes ilegales, según la propia ONG. Tras estas primeras maniobras, la tripulación del Ocean Viking tuvo la ocasión de poner a salvo a estos inmigrantes ilegales —entre los que viajaban al menos cinco niños— cuando se encontraba a tan solo 110 millas náuticas de la ciudad portuaria de Sfax (Túnez). Sin embargo, SOS Méditerranée ignoró lo contemplado en Derecho Marítimo y no aprovechó la oportunidad de que en la ciudad tunecina prestasen asistencia humanitaria a los inmigrantes.
El puerto de Sfax es uno de los más antiguos del país y el segundo de Túnez. La ciudad cuenta con al menos 15 centros sanitarios entre hospitales y clínicas, según el proveedor de seguros Allianz Care. Sus puertos han sido utilizados en multitud de ocasiones para el desembarco con seguridad de inmigrantes ilegales rescatados por parte de las autoridades tunecinas. También cuenta con delegaciones de entidades como el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que garantizan la atención e inclusión de aquellos perfiles que precisan de asilo o protección internacional.
Tras las operaciones en el área más cercana a costas tunecinas, el buque Ocean Viking se desplazó hasta el norte de la isla italiana de Lampedusa. Allí, la ONG francesa completó la asistencia a sucesivas embarcaciones hasta elevar la cifra de inmigrantes ilegales interceptados a un total de 234.
El 27 de octubre, SOS Méditerranée tuvo de nuevo la oportunidad de atender a la legislación marítima internacional para poner a salvo a la inmigración asistida. A tan solo 56,2 millas náuticas —poco más de 100 kilómetros— se encontraba Malta como puerto seguro más próximo, país que en otras ocasiones ha acogido sin incidencia y con seguridad a inmigrantes ilegales rescatados cercanos a su litoral. Pero la ONG desobedeció otra vez lo contemplado en Derecho Marítimo.
Tras ignorar un desembarco con seguridad en Malta, SOS Méditerranée se desplazó hasta aguas de la ciudad portuaria italiana de Catania, situada en la costa oriental de Sicilia, donde se encontró con la oposición del Gobierno de coalición de Giorgia Meloni. La ONG francesa tuvo la posibilidad de desembarcar con seguridad en al menos dos ocasiones y atender así al Derecho Marítimo, pero dio continuidad a su principal propósito: desembarcar en Italia.
Finalmente, ante la negativa del Gobierno de coalición de Giorgia Meloni, el buque Ocean Viking emprendió una nueva travesía hacia puertos franceses. Durante la navegación tuvo a su paso los puertos de Malta, pero SOS Méditerranée no contempló esta opción y nuevamente pasó de largo sin establecer las comunicaciones necesarias para poner a salvo cuanto antes a la inmigración ilegal que llevaba a bordo. Y todo a pesar de la «terrible experiencia física y psicológica» de los inmigrantes, según hizo constar la propia ONG en sus perfiles oficiales.
Tras tres semanas de navegación por el Mediterráneo, SOS Méditerranée ha recorrido un total de 1568 millas náuticas, casi 3.000 kilómetros en los que con total impunidad ha ignorado el cumplimiento de toda legislación marítima internacional sometiendo a situaciones de estrés y fatiga a los inmigrantes ilegales que llevaba a bordo.
De nuevo, se ha comprobado la impunidad de la que gozan este tipo de organizaciones, que incumplen las normas marítimas internacionales y persiguen el objetivo final que las mafias ofrecen a los inmigrantes ilegales.
