Una investigación del Centro de Investigación sobre el Islam y la Política de la Universidad de Münster, dirigida por el teólogo Mouhanad Khorchide, ha advertido que más de un millón de musulmanes en Alemania podrían encontrarse en un estado emocional que los hace susceptibles a la radicalización islamista, según informa el diario Die Welt. El estudio, que se desarrolló entre julio de 2023 y abril de 2024, analizó las respuestas de 1.887 musulmanes con antecedentes migratorios —ya sea por haber emigrado ellos mismos o por ser hijos de al menos un progenitor nacido en el extranjero.
El sondeo concluyó que aproximadamente el 19,9% de los encuestados mostró actitudes marcadas por el resentimiento, un estado anímico que, según los investigadores, constituye una base fértil para el extremismo religioso. Si se extrapolan estos resultados al total estimado de musulmanes que viven en Alemania —cerca de 5,6 millones—, la cifra de potenciales radicalizables superaría el millón de personas.
La clasificación como «resentidos» se asignó a aquellos participantes que exhibieron hostilidad hacia los valores occidentales, expresaron antisemitismo o se negaron a aceptar críticas hacia su visión religiosa del mundo. Dentro de este grupo, un importante porcentaje manifestó ideas alarmantes: cerca de un tercio —equivalente a unas 300.000 personas— dijo estar dispuesto a recurrir a la violencia como reacción ante lo que consideran injusticias contra los musulmanes. Más aún, uno de cada diez —alrededor de 100.000 individuos— afirmó que estaría dispuesto a justificar el uso de la fuerza incluso para avanzar en los intereses del islam.
Uno de los datos más preocupantes del estudio es que muchos de los encuestados con mentalidad resentida afirmaron que el islam debería constituir la autoridad política suprema y que la ley islámica (Sharia) es preferible a la legislación alemana.
La psicóloga religiosa Sarah Demmrich, coautora del informe, destacó la relevancia del factor emocional en los procesos de radicalización. «El resentimiento aparece como un detonante fuerte y novedoso para el extremismo», explicó, y añadió que es fundamental reforzar la capacidad autocrítica dentro del islam para fomentar discusiones abiertas y saludables sobre temas tanto religiosos como sociales.
Este estudio coincide con las conclusiones de un extenso informe elaborado recientemente por los servicios de inteligencia franceses, que ha revelado cómo la red internacional de la Hermandad Musulmana ha llevado a cabo durante décadas una operación estratégica de infiltración en Europa. La campaña se ha centrado en introducir sus miembros en instituciones públicas, asociaciones islámicas y organizaciones locales con el objetivo, según el documento, de avanzar en una «conquista cultural y social» que promueva la Sharia como modelo alternativo al sistema occidental.
El informe francés sitúa a países como Alemania y Austria como centros neurálgicos del movimiento islamista, al ser algunas de las primeras regiones donde se asentó la Hermandad Musulmana en Europa. Además de la infiltración institucional, se detalla cómo miembros entrenados del grupo ocupan cargos relevantes en colectivos comunitarios, clubes deportivos, centros educativos privados y otros espacios cotidianos, con la intención de ejercer control sobre la vida diaria de los musulmanes e impedir su integración en una sociedad abierta.