Una madre irlandesa ha expresado su preocupación y temor por la transformación social en su comunidad, asegurando que la población local ha sido desplazada por una creciente presencia de extranjeros. En un testimonio conmovedor, ha relatado cómo su hija se siente aislada en su propia escuela, donde es la única niña irlandesa en una clase de 30 alumnos.
«Vivo en una zona donde el 85% de la población es extranjera. Puedo caminar por la calle cualquier día, ir al supermercado, y no escuchar una sola conversación en mi idioma. Escucho gente hablando en otros idiomas en todas partes», explica la mujer, quien viaja cada fin de semana a Mayo pero reside en Dublín, donde la situación le resulta cada vez más insostenible.
Lo que más le preocupa es el impacto en su hija, quien recientemente llegó llorando a casa porque no entiende a sus compañeras de clase. «Cuando las niñas no están aprendiendo en la escuela, vuelven a sus propios idiomas. Literalmente no comprende lo que pasa a su alrededor«, lamenta.
Pero la situación no se limita sólo a la barrera idiomática. Según su testimonio, la escuela prohibió los disfraces de Halloween para no ofender a ciertos grupos. «La semana anterior a Halloween, mi hija estaba emocionada porque podría disfrazarse. Pero después nos dijeron que no podía hacerlo para no ofender a nadie«, denuncia.
Más allá del ámbito escolar, la madre también expresa su temor por la seguridad en su barrio. «Ya no camino por el parque con mi hija durante el día. Tengo un perro grande, pero ni siquiera con él me siento segura. Casi no salgo de casa porque donde vivo es muy inseguro«, confiesa.
Ante esta situación, ha realizado un llamado a otras familias irlandesas para que tomen conciencia sobre los cambios que se están en el país. «El paisaje de esta nación está cambiando completamente. Si estás bien con eso, perfecto. Pero yo no lo estoy. No para mi hija.«, afirma con firmeza. Su mensaje final es claro: «Pongan a sus hijos y a su país primero, sin importar lo que digan los demás».