Una ONG progresista financiada por la Comisión Europea y la Open Society Foundations del «filántropo» George Soros ha publicado un informe en el que critica a gobiernos conservadores europeos mientras ensalza a los líderes globalistas afines a su visión política.
El documento, divulgado el lunes 17 de marzo por la organización Unión por las Libertades Civiles para Europa, arremete contra Hungría, Eslovaquia e Italia, acusándolos de «debilitar el estado de derecho». Según el informe, los estándares democráticos en Hungría han caído tanto que el país no podría ingresar en la Unión Europea si solicitara su adhesión hoy. En Eslovaquia, el gobierno de Robert Fico es señalado por «desmantelar las garantías institucionales», mientras que la coalición de Giorgia Meloni en Italia es acusada de socavar el sistema democrático.
Por otro lado, el informe elogia al primer ministro polaco Donald Tusk, presentando sus ataques a la oposición como «una iniciativa para restaurar la democracia». El contraste entre las críticas y los elogios refleja un claro sesgo ideológico en la evaluación de los gobiernos europeos.
A pesar de que en su sitio web la organización declara que no acepta financiación de entidades gubernamentales, su informe anual de 2023 revela que el 40 % de sus fondos provienen de la Comisión Europea, mientras que otro 41 % es aportado por la Open Society de Soros, lo que pone en duda su independencia.
El informe se publica en un contexto de crecientes tensiones entre Hungría y Bruselas. Durante un discurso pronunciado el sábado 15 de marzo en el aniversario de la Revolución Húngara de 1848, el primer ministro Viktor Orbán denunció la injerencia extranjera y acusó a la burocracia de la UE de intentar restringir la soberanía nacional. Comparó la situación actual con la dominación de los Habsburgo en el siglo XIX y aseguró que su país resistirá las presiones externas. «Siempre hay un imperio que busca arrebatarnos la libertad. Ahora mismo es uno en Bruselas», afirmó.
El gobierno húngaro se ha convertido en un obstáculo para la agenda de Bruselas por su política soberanista. Ha cerrado sus fronteras a la inmigración ilegal, promovido valores tradicionales y adoptado una postura favorable a la paz en el conflicto de Ucrania, lo que ha generado rechazo entre las élites europeas.
Orbán también denunció la existencia de una red de influencia operada mediante financiación externa, asegurando que su administración desmantelará el mecanismo financiero que permite a grupos extranjeros influir en jueces, periodistas y activistas políticos. La declaración del primer ministro se produce después del escándalo de la USAID en los Estados Unidos, donde se reveló que la principal agencia de ayuda estadounidense ha promovido agendas ideológicas en el extranjero y ha intervenido en los asuntos de países con gobiernos no alineados con la visión liberal de Washington.