Una localidad históricamente tranquila de Irlanda del Norte ha vivido una noche de caos tras una protesta que acabó en graves disturbios. La manifestación, convocada en apoyo a la familia de una adolescente que denunció una agresión sexual presuntamente cometida por dos jóvenes de origen rumano, puso de manifiesto el creciente malestar social ante el aumento de la inmigración en la zona.
Según estimaciones locales, la manifestación congregó a más de 2.500 personas contra la percepción de impunidad y el incremento de delitos atribuidos a extranjeros. En este contexto, un pequeño grupo lanzó proyectiles contra la Policía del Servicio de Irlanda del Norte (PSNI) y levantaron barricadas con contenedores y otros objetos. La policía respondió con el uso de proyectiles de energía atenuada (AEP) y realizó una primera detención, mientras los bomberos sofocaban varios focos de fuego en la zona de Clonavon Terrace/Clonavon Road.
El diputado unionista Jim Allister, representante de North Antrim, ha señalado que «las preocupaciones por el impacto de la inmigración en la seguridad y la convivencia en la localidad llevan tiempo creciendo». Allister ha insistido en que la violencia fue obra de una minoría que desvió la protesta legítima, pero ha recordado que la inmigración descontrolada y la falta de integración generan tensiones y problemas sociales que no pueden ignorarse.
