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EL GOBIERNO DE BORIC FRACASA

Chile elige la libertad frente a la división que buscaba la izquierda con una nueva Constitución

El presidente Boric se dirige a los medios tras el fracaso en el plebiscito constitucional. Reuters
El presidente de Chile, Gabriel Boric. Reuters

Que o la tumba será de los libres…”. Por fuerte que pueda sonar, así reza el coro del Himno Nacional de Chile, que hace referencia al carácter indomable de los chilenos ante los rigores del destino. Todo país ha vivido encrucijadas históricas, Chile, este domingo 4 de septiembre, no estuvo ajeno a –probablemente– una de las más importantes de la suya: decidió rechazar la propuesta constitucional de la Convención Constitucional. Después de 1.000 días del Acuerdo del 15 de noviembre de 2019, en el que algunas fuerzas políticas acordaron un itinerario de reformas, plebiscitos y cambios, los chilenos hablaron fuerte y claro. La opción del sentido común en contra de la pésima propuesta que presentó la Convención Constitucional se manifestó con fuerza en las urnas. 

Más de 13 millones de chilenos han participado en el plebiscito, de los cuales un 62% ha rechazado la mala propuesta de Constitución que se presentó. El resultado de la juventud chilena nos mantuvo en incertidumbre, las analistas decían que, de votar una gran cantidad de jóvenes, podrían estrecharse los votos, pero finalmente el rechazo ganó con 24 puntos de diferencia al apruebo y más de la mitad de los jóvenes le da la espalda a la Nueva Constitución. Según un análisis realizado por Data Science de Uhholster, un 58% de las mujeres y un 56% de los hombres menores de 34 años rechazaron el borrador constitucional. Si bien, uno de los votos importantes en la elección del actual presidente Gabriel Boric fue el de los jóvenes, en esta elección los jóvenes cambiaron de rumbo. 

Por último, es importante analizar la votación de los Mapuches, pueblo originario con mayor representación en el país, pues se observa que, en las comunas con mayor cantidad de habitantes mapuches, el rechazo obtuvo un 75% de apoyo, lo que demuestra la desconexión de todos aquellos convencionales que querían una Constitución que proponía la plurinacionalidad como pilar fundamental para el futuro del país.

El producto que salió de la Convención Constitucional no era una propuesta cualquiera. Se trataba de una iniciativa que no ponía a las personas en el centro de la acción del Estado, que no permitía contrapesos al poder de los políticos y que terminaba definitivamente con el pluralismo social. Era una propuesta constitucional que se dirigía contra lo más importante de una sociedad libre y democrática. Precisamente por este hecho –a veces tan difícil de ver- es que este probablemente sea el triunfo más importante de la ciudadanía de los últimos 30 años. Los chilenos de a pie han manifestado su rotundo rechazo, en primer lugar, a los “arreglos” de los partidos políticos que firmaron ese Acuerdo del 15N, el cual prometía paz social y una nueva Constitución, pero que no consiguió la paz y, hoy lo vemos, tampoco la nueva Constitución. Los chilenos le han dicho a los políticos que las prioridades son otras: mayor seguridad, una economía que les permita vivir bien a ellos y sus familias, el fin del sufrimiento de nuestros compatriotas que viven asediados por el terrorismo en la macrozona sur; y el fin de la inmigración descontrolada. Los chilenos quieren que, de una vez por todas, el Gobierno de Boric comience a gobernar.

Es bueno recordar que Chile tiene una cifra de percepción de victimización de la delincuencia del 86,4% y que sigue en aumento. También cabe recordar que el Gobierno de Gabriel Boric ha tenido una actitud laxa con el terrorismo: en todo lo que llevan de gobierno, no se ha registrado ni una sola acción judicial por terrorismo en la Macrozona sur que día a día vive situaciones de estas características. Por otro parte, la economía no da tregua: la inflación actualmente llega a un 11,5%, el nivel más alto de los últimos 30 años, y posiciona a Chile entre los 5 primeros países de América del Sur con mayor inflación. 

Por otra parte, es evidente que después del acuerdo de paz social y nueva Constitución firmado por los partidos políticos, y por el mal manejo de este Gobierno que utilizó sus primeros 6 meses de gestión en hacer campaña de manera velada por la opción Apruebo, nos entregan un Chile más pobre y más inseguro.

El presidente Boric y su Gobierno deben asumir su derrota electoral y esperamos que, a partir de hoy, definan una hoja de ruta que permita dirigir los destinos de Chile con responsabilidad: el Gobierno debe trabajar para todos los chilenos y solucionar las urgencias sociales. Es cierto que desde un principio manifestaron que sin la aprobación de la propuesta constitucional sería muy difícil ejecutar su programa de gobierno, pero la realidad se ha impuesto: han sido derrotados y esperamos que, por el el bien de Chile, en el corto plazo reenfoquen su programa. 

Los Republicanos, que planteamos desde el principio los problemas de este proceso constituyente, mientras tanto, reafirmamos nuestro compromiso con nuestra Patria. Chile ha escogido la libertad frente a una propuesta que pretendía no sólo dividirnos, sino que, ante todo, quería subyugarnos a la ideología y a las formas de un constitucionalismo socialista contemporáneo. El rechazo de la propuesta constitucional es el fin de la ilusión maximalista que pretende imponer un proyecto institucional que sólo busca refundar el país. 

Debemos volver a construir, hacer pedagogía con las ideas de una sociedad libre y responsable, que convoque también a esas nuevas generaciones valientes que hoy votaron «rechazo» en el plebiscito de salida.

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