Un nuevo escándalo sacude a Perú. José Miguel Castro, exgerente municipal de Lima y pieza clave en el caso de corrupción que involucra a la exalcaldesa izquierdista Susana Villarán, fue hallado muerto este domingo con un corte profundo en el cuello y signos de violencia. El hecho ocurre a menos de tres meses de iniciarse el juicio oral contra Villarán, acusada de recibir millones en sobornos de las constructoras brasileñas Odebrecht y OAS.
Castro fue encontrado sin vida en su vivienda del distrito limeño de Miraflores. Según el informe preliminar de la Policía, presentaba un corte de 14 centímetros en el cuello, además de múltiples golpes. Dos cuchillos manchados de sangre fueron encontrados en el baño, y una toalla verde rodeaba su cuello. Inicialmente, las autoridades consideraron la hipótesis de homicidio, pero horas después comenzaron a inclinarse hacia un presunto suicidio.
Castro, economista de 51 años, era uno de los principales imputados en el caso y había intentado acogerse a la figura de colaborador eficaz, aportando información clave contra Villarán y otros miembros de su administración. En 2019, el exdirector de Odebrecht en Perú, Jorge Barata, lo identificó como el intermediario que recibió un millón de dólares en sobornos para financiar la campaña con la que Villarán evitó su revocatoria en 2013.
A pesar de su delicada situación judicial, Castro no había denunciado amenazas recientes, según declaró el fiscal Rafael Vela, integrante del equipo especial Lava Jato. El fiscal también indicó que esperaban el testimonio de Castro como pieza clave en el juicio que comenzará el 23 de septiembre.
La Fiscalía ha abierto una investigación preliminar y se han tomado declaraciones a familiares y allegados. Sin embargo, ya hay dudas entre sectores del país y observadores sobre la rapidez con la que la tesis de suicidio ha sustituido la sospecha inicial de asesinato.