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RETENIDO EN ARGENTINA

La tripulación del avión venezolano-iraní, imputada por su relación con el ‘terrorismo internacional’

Avión Boeing 747 venezolano-iraní. Reuters
Avión Boeing 747 venezolano-iraní. Reuters

«Mencionaré algunas de las circunstancias irregulares que me llevan a indagar si el verdadero objetivo del arribo de la aeronave a nuestro país fue exclusivamente para transportar mercadería de autopartes, o bien si estuvo fundado en razones diferentes a las alegadas y constituya, eventualmente, un acto de preparación para proveer bienes o dinero que pudieran utilizarse para una actividad de terrorismo, su financiamiento u organización». Con estas palabras, la fiscal federal Cecilia Incardona acaba de imputar a la tripulación de la nave de EMTRASUR, el misterioso avión varado en Argentina que, por casualidad, ha dejado al descubierto lo que podría ser un entramado terrorista internacional.

Una historia digna del Superagente 86 está teniendo lugar desde hace días alrededor de un vuelo de EMTRASUR una empresa estatal venezolana. Resulta que la nave, un 747, llegó a Buenos Aires el 6 de junio y hasta ahí fue como si nada pero el diablo metió la cola y una combinación de casualidades y torpezas la dejaron varada en Ezeiza. El avión fue «comprado» hace pocos meses por Venezuela como instrumento de transporte comercial, pero las sospechas de las oficinas de inteligencia de diversos países sostienen que se trata de un artilugio para saltear el aislamiento internacional de Venezuela en materia militar.

Entonces, al igual que hacen muchos países sancionados, se crea una empresa de carga que pueda transportar material militar que no se encuentra al alcance de la Aviación Militar Bolivariana. Por ejemplo EMTRASUR tiene sede en una base aérea militar y comparte hangares con otras empresas dedicadas a satélites, ensamble de aeronaves de entrenamiento de fabricación iraní y desarrollo de drones con soporte iraní.

En 2021 se comienza la venta del dichoso 747 y en 2022 el avión se convierte en YV3531, que desde marzo viene realizando decenas de vuelos a Rusia, Bielorrusia, Myanmar, Irán, Nigeria, Serbia, Bangladesh, Pakistán y Paraguay, etc. Justamente es el gobierno paraguayo el que comienza a sospechar de las actividades de esta aeronave, de sus tripulaciones y de que el material transportado es una pantalla para otros fines, razón por la cuál emite diversas alertas y despide al funcionario paraguayo que administraba su aeropuerto.

Según la versión oficial de EMTRASUR, el vuelo del 6 de junio provenía de México trayendo autopartes, pero las automotrices consultadas desconocen cualquier relación con la carga. Quiso el destino que el mal clima hiciera aterrizar al avión en Córdoba donde medios especializados documentaron su paso y comenzaron las sospechas del periodismo y los comentarios en redes, sumado a esto, se documentó que abrió sus compuertas en Córdoba, así que no se sabe quiénes o qué bajó o subió en esa provincia. Al retomar su destino hacia el aeropuerto de Ezeiza ya el vuelo había perdido el anonimato y ocurrió otro imprevisto, ninguna empresa de combustible quiso recargar al avión porque sobre él había sanciones al ser parte de la empresa venezolana Conviasa, y estar comprado hace pocos meses a Mahan, otra empresa sancionada. Entonces con bastante disimulo el avión trató de irse a Uruguay, pero en ese país ya estaban atentos a las advertencias internacionales, así que tuvo que dar la vuelta y volver a Ezeiza.

Y entonces comienza el escándalo, no por la pericia de las autoridades ni de la Inteligencia argentina que ni sabían (o no querían saber) que había un avión sospechado (que nadie recibía) en su suelo, sino por las denuncias del periodismo y las redes sociales. Recién cinco días después de que el avión abriera sus puertas en dos localidades argentinas, decide la Policía de Seguridad Aeroportuaria hacer una inspección. La noticia se había viralizado. La controversia fundamental reside en las listas de tripulantes. Las discrepancias son muchas y hay nombres iraníes de la primera lista que no aparecen en la segunda, así como nombres iraníes que aparecen sólo en la segunda. Pero en todas las listas aparece Gholamreza Ghasemi, jerarca de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán y administrador de Fars Air Qeshm.

Las alertas de inteligencia se seguían acumulando sobre los escritorios argentinos. Un comunicado de la Embajada de Israel sostuvo: “Aterrizó en Argentina llevando a bordo a un grupo de funcionarios iraníes, entre los que se encontraba un alto ejecutivo de la empresa aérea persa Qeshm Fars Air”. El Ministro de Inteligencia de Paraguay aseguró que “la presencia de esa persona (Gholamreza Ghasemi), de acuerdo a lo que sabemos y confirmaron agencias aliadas, es que se trata de una persona vinculada al Quds, sin ninguna duda. No es parecido, homónimo ni nada. Es preocupante”. Más tarde, el FBI informó a la justicia argentina “información sobre la asociación de Gholamreza Ghasemi con los grupos terroristas designados, la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Iraní y Hezbollah. Gholamreza Ghasemi es CEO y miembro del Consejo de Administración de Fars Air Qeshm. Además de su posición, Ghasemi también es piloto”.

Ante estas evidencias, el jefe de la Inteligencia argentina, Agustín Rossi, ensayó la más absurda explicación: sostuvo que los tripulantes estaban aprendiendo a usar el avión. Esta tontería fue rápidamente desmentida por el propio Gobierno chavista que aclaró que los aviones que salen de Venezuela están ajustados al derecho y protocolos internacionales. Rossi, al tratar de cubrirlos les estaba arruinando la coartada, cosa que demuestra que el kirchnerismo ni siquiera aplica para ser chavista. Otro ejemplo de esto es que la Portavoz de la Presidencia de la Nación Argentina afirmó que no existían sanciones sobre el avión cuando es de público conocimiento que Conviasa está sancionada desde 2020 y Mahan desde 2011. Alberto Fernández también ensayó teorías elusivas, pero eso no sorprende.

Sin otro remedio y ante la difusión periodística, la Policía Federal Argentina allanó el hotel donde se hospedaba la tripulación y más tarde secuestró la aeronave o sea que les dejaron tiempo suficiente para eliminar lo que quisieran. La tripulación mientras tanto se alojaba en un hotel de la zona. Mientras la Justicia argentina se tomaba su tiempo para ver qué hacía con el avión de la discordia, Diosdado Cabello, defendió a la tripulación, dijo que el avión realizaba tareas de “ayuda” y añadió: “Nosotros esperamos que ese avión regrese a donde tiene que regresar, que siga cumpliendo las labores que cumple de trabajo, que siga funcionando, ayudando”. “¿Cómo tú crees que llegan las medicinas a Venezuela? ¿Cómo las traemos? Las vacunas, ¿cómo llegaban? Cuando estábamos en los gravísimos problemas de combustible, por supuesto que eso le duele al imperialismo, les duele”.

Lo cierto es que un 747 de una empresa venezolana, tripulado por funcionarios de inteligencia y militares venezolanos y por jerarcas de una estructura paramilitar iraní, que además está vinculado a tres aerolíneas sancionadas, con una cantidad de pasajeros inexplicable y con nulo valor comercial, sumado la falta de controles en Ezeiza genera una serie de hipótesis relativas a la posibilidad de que esté destinado al traslado de armas o de recursos humanos. Se suman a estas, otras conjeturas relativas a que los iraníes estén testeando nuevas rutas para pasar contrabando de Irán a sus aliados regionales probando la capacidad de la inteligencia regional para rastrearlos.

No pocos informes periodísticos han realizado el paralelo con las investigaciones judiciales por el atentado a AMIA y la voladura de la Embajada de Israel ya que en ambos atentados fueron necesarias las “empresas de cobertura”, que simulaban una actividad comercial aunque sus balances arrojaban pérdidas. La metodología es ampliamente conocida: en 2018, un 747 de la empresa de carga iraní Qeshm Fars Air aterrizó en Beirut desde Teherán, y al día siguiente partió hacia Qatar. El vuelo que despertó las sospechas de diversas agencias de inteligencia llevaba, según un informe de Fox News “dispositivos GPS para fabricar armas guiadas con precisión en fábricas iraníes dentro del Líbano para Hezbollah”. El Quds según el gobierno de EEUU proporciona apoyo material a los talibanes y Hezbollah así como financiamiento de armas, inteligencia y apoyo logístico.

Justamente uno de los varados actualmente en Ezeiza es Gholamreza Ghasemi miembro del consejo directivo de Qeshm Fars Air, a la que Estados Unidos considera directamente un instrumento de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria. El 747 que está actualmente en Argentina operó para Mahan Air hasta 2022 sancionado por las sospechas de que era utilizado por Irán para asistir al terrorismo en la región. Ahora pasó a manos del régimen de Nicolás Maduro como único integrante de la flota de la compañía de carga estatal EMTRASUR filial de Conviasa. La justicia argentina encontró un plan de vuelo que establecía que, al 23 de abril de 2022, el avión aún era propiedad de la compañía Qeshm Fars Air. Esto acrecienta las sospechas ya que EMTRASUR aseguró en la presentación judicial que el avión había sido adquirido el 11 de enero de 2022.

Además los informes judiciales han presentado en la imputación varios indicios que vinculan al piloto iraní Gholamreza Ghasemi, con la empresa iraní acusada de participar de actos terroristas, entre ellos una cinta color azul que decía “Qeshm Fars Air” que sirve para colgar del cuello una credencial plastificada con la inscripción “Captain Gholamreza Ghasemi” de Mahan Airlines. La fiscal argentina alertó sobre las incongruencias en la lista de los tripulantes y planteó que el avión podría haber servido para preparar otro ataque o para proveer bienes o dinero a terroristas.

«Con el avance de las tareas investigativas llevadas aquí adelante, surgieron varios rastros que imponen la necesidad de proseguir la investigación respecto de Ghasemi Gholamreza, de toda la tripulación que de él dependía, de la aeronave y de su carga, conforme las obligaciones del Estado Argentino para prevenir y sancionar hechos de terrorismo«, afirmó la fiscal este martes. La Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) reclamó también que se investiguen los posibles vínculos con el terrorismo internacional y pidió ser tenida por querellante.

Cabe señalar que las autoridades argentinas siguen como zombies frente a estos acontecimientos, frente a los informes de Inteligencia de los países vecinos, las alertas y sanciones internacionales y las imputaciones judiciales. La oficina de Inteligencia argentina aún no brindó otra versión que no sea la del «vuelo de entrenamiento» y el Presidente tampoco cambió su versión sobre que «no hubo ninguna irregularidad, (miembros de la oposición) quisieron mostrar algo que no es, alguna cosa oscura, algún movimiento oscuro del Gobierno».

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