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López Obrador busca destruir al instituto electoral con reformas a leyes secundarias

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Europa Press

Como Andrés Manuel López Obrador (AMLO) -el presidente socialista de México, que abiertamente admira a Fidel Castro y al Che Guevara, y cuyo partido, Morena, está inscrito en el Foro de Sao Paulo-, no pudo tomar el control del Instituto Nacional Electoral (INE) en México, domesticarlo, subyugarlo, acabar con su autonomía, y ponerlo a su servicio y el de la incipiente dictadura, mediante reformas a la Constitución, ahora ha emprendido un “Plan B”, para lograr las mismas nefastas metas, pero con reformas a leyes secundarias.

Este empeño en acabar con la joya de la corona de la democracia electoral mexicana no es gratuito, sino parte de una estrategia para perpetuarse él mismo o en su defecto, a su partido, en el poder, replicando las andanzas del PRI, partido de izquierdas en el que AMLO militó de joven y que gobernara México durante al menos 7 décadas, en una suerte de dictadura de partido.

“El “Plan B” tiene el abierto propósito de “destazar” al @INEMexico. Con ello se mutila la capacidad operativa del Instituto y se pone en riesgo que tengamos elecciones ciertas y confiables”, tuiteó Lorenzo Córdoba, presidente del este órgano electoral. Supone también desaparecer “el 84.6% de las 2,571 plazas” que lo integran.

Y este domingo 29 durante la presentación de su libro intitulado “La Democracia no se toca”, -en coautoría con Ciro Muruyama- llamó a los ciudadanos a interponer amparos para frenar el “plan B” de AMLO.

“La indolencia es el terreno fértil en el que germinan los autoritarismos”, dijo Córdoba. “Los riesgos de la democracia, ya no vienen de fuera del orden constitucional, como en los años 60 y 70, donde las democracias sucumbieron por golpes militares, o usurpaciones autoritarias; hoy nacen desde sus principales beneficiarios, quienes han llegado al Gobierno, al poder, gracias a las reglas democráticas, de ahí viene el principal riesgo”, señaló Córdoba en alusión a AMLO y sus correligionarios.  

Por su parte Murayama distinguió 3 puntos nocivos de las reformas que está emprendiendo AMLO: El primero es el “daño estructural al INE”, que se ve reflejado en que desaparecerían “las 300 juntas distritales del Instituto, desde donde se coordina el trabajo diario, de actualización del padrón”, es decir, actualizar la cartografía electoral.  

“No basta -siguió el funcionario- con que nuestro nombre esté en el padrón, tiene que estar perfectamente georreferenciado nuestro domicilio, porque de eso depende que podamos votar por quien nos corresponda”.

El segundo punto es relacionado con procesos que dan certeza y equidad, señaló.

“Hay cápsulas envenenadas contra la elección en el plan B. Dice la iniciativa que están por votar, en vez de las 300 juntas distritales que tiene el INE en el país, van a crear una oficina auxiliar y van a despedir a los trabajadores. Dice el artículo 61, en las zonas metropolitanas donde haya más de un distrito, habrá una oficina auxiliar. ¿Saben cuántos distritos electorales, donde viven 420 mil personas en cada uno, hay en la zona metropolitana del Valle de México? 52 distritos. Viven más de 20 millones de personas y esperan que las elecciones las haga una oficina con un funcionario. Es poner en riesgo la elección”, dijo.

“Otra cápsula envenenada. Los partidos, el mismo día de la jornada, pueden sustituir a sus representantes en las casillas. Hay más de 165 mil casillas, 2 representantes por partido, hay 7 partidos, 14 por casilla, es decir hay más de un millón de ciudadanos que el INE debe saber quiénes son para que ejerzan su derecho a la representación de los partidos… Si sustituyen a los representantes ese mismo día, ¿cómo sabemos que son los representantes legítimos?”, se preguntó. “Es una ley que quiere poner en riesgo las elecciones”, subrayó.

Y punto número 3, la destrucción de los derechos laborales de los profesionales. Que “por un capricho se van a la calle”, señaló en alusión a los despidos que implica la reducción de las juntas distritales. “Este Plan B fue concebido en su fondo y en su operación en dirección contraria a una dirección democrática”, finalizó.

AMLO, en su insufrible conferencia de prensa de las mañanas, cuestionado por la prensa, aludió a Lorenzo Córdoba, en los siguientes términos:

“Él es un servidor público, desde mi punto de vista, sin principios, sin ideales, un farsante”, dijo, y añadió que “él no tiene ideales, no tiene principios y también demuestra que los grados, los títulos no son sinónimo de cultura, porque él está creo que doctorado, y es un racista como muchos otros”.

También resumió lo que desde su punto de vista significa su “Plan B” electoral, al que le ve objetivos muy ventajosos:

“¿Qué es lo que tiene la reforma electoral o el llamado plan B?, se preguntó. Pues que haya un poco de austeridad, que no gasten tanto. No se pudo reformar la Constitución para hacer una reforma electoral de fondo porque sacaron la soflama de que el INE no se toca, así como están los mismos: ‘García Luna no se toca’. Son iguales, es la misma gente, son los mismos grupos conservadores. Entonces, no se pudo, que era lo que queríamos, que no se gastaran 25, 28 mil millones de pesos en elecciones, porque es donde cuestan más las elecciones en el mundo, en México, son carísimas”.

Que, en vez de tener 500 diputados, se contara con 300 y que se suprimieran los diputados plurinominales. ¿En qué afectaba? Pues llegaron a decir que se les iba a quitar a la gente la credencial de elector. Y ahí estaban los que son muy conservadores, que no nos ven con buenos ojos y que son muy susceptibles de manipulación con sus letreros fuera de sus casas: ‘El INE no se toca’. Como dijimos: Vamos a que no se salgan con la suya, ya no se pudo hacer una reforma electoral de fondo para afianzar la democracia”, advirtió.

Según un estudio realizado por el propio INE, el “Plan B” de AMLO impactaría de forma negativa a la democracia electoral en México y arrojaría los siguientes problemas: 5.080 empleados de las juntas distritales perderán su trabajo; eliminación del Programa de Resultados Preliminares (PREP), lo cual limitaría las garantías de trasparencia y certeza a las elecciones y sus resultados; reducción de 10 a 13 % de la lista nominal, lo que resultaría en la reducción del número de personas elegibles para ser funcionario de casilla; la fusión de cerca de 10 áreas podría causar una crisis en el INE; adelgazar la estructura provocaría que el instituto labore con menos personal en las elecciones.

Así las cosas, AMLO no ceja en sus esfuerzos por eternizar a su grupo en el poder, e instalar el socialismo blando, golpeando a las clases medias, a las que tanto desprecia, y destrozando a todas luces a un instituto electoral que costó décadas de sangre, sudor y lágrimas a los ciudadanos. El castro-chavismo avanza en México.

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