El Gobierno del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ve inmerso en una nueva polémica. Esta vez el escándalo proviene de las alarmas que ha generado la contratación de un exfuncionario chavista dentro de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para la elaboración de materiales educativos dentro de esa dependencia estatal.
Se trata de Sady Arturo Loaiza Escalona, un venezolano que trabajó por años para el régimen de Nicolás Maduro y ahora se ha establecido en México, donde ha sido designado recientemente como Subdirector de materiales educativos de la SEP.
En el pasado reciente Loaiza se desempeñó en su país de origen como director de la Biblioteca Nacional entre 2014 y 2018, además de ser director general de Proyectos Especiales del Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales, una institución del régimen de Maduro encargada de organizar con fines políticos el llamado poder comunal chavista.
Las irregularidades en el caso de su contratación en México han comenzado temprano. Recientemente la agencia noticiosa Reforma destacó que el exfuncionario venezolano ocultó deliberadamente en su declaración patrimonial su relación de dependencia laboral con la empresa mexicana Grupo Difusión Científica.
La compañía, que en teoría se dedica “a la elaboración de contenidos digitales y herramientas tecnológicas”, entró en el ojo del huracán debido a la rapidez con la que obtuvo hasta 15 contratos con el Gobierno federal y algunos gobiernos estadales, varios de ellos para comerciar incluso artículos de cocina, medicamentos, oxímetros y termómetros.
Pero todo no queda allí. Otra de las aristas del escándalo tiene que ver con la recomendación que ha hecho recientemente la propia Secretaría de Educación Pública en México, en donde se conmina a los maestros adscritos al sistema de educación básica a leer libros como “El Capital” de Marx y “¿Qué hacer?” de Vladimir Ilich Lenin, con lo que se abre el campo a la ideologización de izquierdas dentro de la formación básica de los niños mexicanos.
Vale recordar que esta no es ni por asomo la primera polémica que genera el Gobierno de López Obrador a propósito de sus vinculaciones con acciones o personajes chavistas. Desde hace meses el jefe de Estado mexicano ha promovido una política de otorgamiento de cada vez más poder al sector militar, a quien incluso concedió el manejo de algunos aeropuertos de la nación hispanoamericana. La militarización de la administración pública fue un recurso clave utilizado primero por Chávez y luego por Maduro en Venezuela para mantener de su lado a los cuarteles y a la vez para controlar por la vía coactiva a la sociedad.
El presidente mexicano, como de costumbre, ha salido al paso a sus críticos, ridiculizando los señalamientos que se han hecho en la opinión pública a propósito de este particular. Así, en su acostumbrada comparecencia matutina ante los medios el miércoles, bromeó con el hecho de que México se estuviese “venezuelando”, restó importancia a las críticas sobre el nombramiento de Loaiza, e incluso defendió la política de posible adoctrinamiento que se está adelantando desde la SEP al señalar que “hay que leer a Marx ¿Por qué no?”.
En el campo de la oposición mexicana, este episodio que revela las tendencias de López Obrador a congraciarse con regímenes como el de Maduro y su orientación ideológica, ha generado amplias críticas. Por ejemplo, el Partido Acción Nacional (PAN), ha rechazado en un comunicado la decisión de AMLO de poner la educación de los niños y jóvenes mexicanos en manos de un excolaborador del tirano venezolano.
“Los contenidos de los libros de la SEP no pueden ni deben estar en manos de un ideólogo y populista que colabora con Nicolás Maduro. No podemos permitir que el presidente Andrés Manuel López Obrador y su gobierno pretenda propagar su ideología a través de la educación a nuestros niños y jóvenes”, señala la formación opositora.
Por su parte, la diputada del panista Mariana Gómez del Campo, ha puesto el acento en la recurrencia de las acciones del jefe de Estado mexicano que delatan su simpatía con las tiranías de la región, por lo que la inclusión de Loaiza en esta alta responsabilidad sería apenas uno más de los agravios cometidos durante la gestión de López Obrador.
“López Obrador desde el principio de su sexenio ha demostrado sin pena alguna que sus amigos son los dictadores de la región, Nicolás Maduro es uno de ellos. Sin embargo, que haya participación de un exfuncionario chavista en el diseño de contenidos de la Secretaría de Educación Pública es inaceptable”, apuntó Gómez del Campo.
Así las cosas, la sociedad mexicana deberá permanecer en guardia para vigilar celosamente su democracia. Son las pequeñas acciones -que a veces lucen como insignificantes- las que en sumatoria terminan destruyendo a los países para llevarlos de lleno a la debacle. Así le pasó a Venezuela, y así le podría pasar a México.