Cuando los países están poderosamente unidos por aspectos fundamentales de su historia, cultura y economía, cuando millones de familias viven de ambos lados de la frontera, como es el caso de México y Estados Unidos, es muy difícil pensar de forma separada para tomar decisiones que afectan a ambas naciones. 40 millones de mexicanos viven hoy en Estados Unidos.
Existe además un marco legal vigente, que es el T-MEC, el tratado de libre comercio entre los dos países mencionados (y Canadá), y el documento contiene cláusulas especiales que hablan de seguridad.
La idea de que Estados Unidos pudiera apoyar, con sus agencias o incluso con su ejército, a México, para vencer enemigos comunes, como al narcotráfico, no es nueva, y tiene muchos antecedentes, entre los cuales uno reciente y drástico en la administración de Trump (2016-2020).
Según relata Mark Esper -quien fuera secretario de la Defensa- en un libro titulado “Un Juramento Sagrado”, Trump, entonces presidente norteamericano, a mitades de 2020, planteó “lanzar misiles de manera clandestina a México con el objetivo de destruir laboratorios del narco y acabar con los cárteles”.
Pero ya un año antes, en noviembre de 2019, Trump había dicho que llevaba su gobierno trabajando 90 días para reclasificar a los narcos mexicanos como “terroristas”, lo cual implica un complicado proceso. Esto a raíz del asesinato de nueve miembros de la familia mormona LeBarón, de nacionalidades mexicanas y estadounidenses.
El 4 de noviembre de 2019, tres mamás y sus bebés o niños, fueron masacrados en Sonora, en una franja donde pelean el control el Cártel de Sinaloa y la agrupación “La Línea”. Esta familia pidió a la Casa Blanca que considerara a los cárteles como terroristas.
En este contexto surgió hace unos días, en el Congreso de Estados Unidos, una iniciativa impulsada por varios legisladores republicanos, como Dan Crenshaw, de Texas, y Michael Waltz, de Florida, que asume a los cárteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas.
Tal percepción se vio intensificada con el secuestro reciente en el estado norteño y fronterizo de Tamaulipas, de 4 ciudadanos norteamericanos, liberados luego dos de ellos, y los otros dos, asesinados, supuestamente por uno de los cárteles de narcotráfico que ahí operan.
Dan Crenshaw dirigió un mensaje al presidente socialista de México, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) que por supuesto, puso un grito en el cielo en defensa de la “soberanía” nacional, ante tal iniciativa que tachó de “injerencista”. Le preguntó: “¿Por qué protege a los cárteles?”
López Obrador llevó las cosas más lejos y amenazó con organizar una campaña contra el Partido Repúblicano si sus miembros insistían en que el gobierno de EU clasificara como “terroristas” a los cárteles.
“Pare de defender a sus amiguitos narcos y tome acción para prevenir el tráfico de fentanilo. Cálmese con sus mentiras sobre una supuesta “invasión militar.” Solo queremos que nuestras fuerzas militares trabajen juntos. ¿O acaso prefiere que México sea conquistado por los narcos?”, tuiteó Crenshaw el 10 de marzo.
El tráfico de cocaína y metanfetaminas en años recientes, de México hacia Estados Unidos, ya era suficientemente grave. Las muertes por sobredosis de metanfetamina en EEUU se triplicaron entre 2015 y 2019, pero luego se incrementó la producción, tráfico y consumo de una sustancia más seria, como es el fentanilo.
Según estadísticas ofrecidas por el Dr. Enrique Cifuentes García -doctor en salud pública por The London School of Hygiene & Tropical Medicine y que labora en el Hospital Monte Sinaí, de Nueva York-, en 2021, “107 mil 622 personas” fallecieron por sobredosis en Estados Unidos, lo cual significa un incremento de 15% en relación a 2020.
Pero, advierte el científico, “para 2030 se podrían acumular dos millones” de muertes por fentanilo.
Al mismo tiempo, resulta difícil de creer que las materias primas para procesar el fentanilo provengan de China (hacia México), sin que el gobierno comunista advierta esto y lo detenga, cuando se trata de un régimen que todo lo controla al máximo, y que cuenta con un registro de tecnología facial de toda su población.
Esto impulsa la idea de que, como hemos escrito, el fentanilo está siendo usado por el gobierno de Xi Jinping, de una forma u otra, como un arma geoestratégica para afectar a la población estadounidense, a la salud pública, para diezmar a la gente.
Según datos del Departamento de Justicia de EU, operan actualmente al menos 5 mil lugares donde se produce fentanilo en China, sustancias alternativas a la droga o los elementos para elaborarla, los llamados precursores.
Por su parte William Barr, ex fiscal general de EU, advirtió que el gobierno de AMLO perdió el control de México ante el narco.
“Han perdido el control del país, en mi opinión. Tienen (los narcos) decenas de miles de millones de dólares. Pueden corromper a quien quieran y tienen ejércitos vestidos como militares y vehículos blindados”, declaró a Fox News.
Barr también declaró haber viajado un par de veces a México para tratar de endurecer la postura de AMLO ante los narcos, porque el presidente socialista sólo cree en los abrazos, pero todo siguió igual.
El exfiscal también señaló el llamado “Culiacanazo”, un episodio en el que las autoridades mexicanas ya habían detenido a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, ex líder del Cártel de Sinaloa, y hoy preso en EU, para luego dejarlo libre ante las presiones del grupo delictivo.
“Convocó a 700 paramilitares con ametralladoras montadas en camiones para rechazar a las fuerzas del orden”, recordó.
Además, sólo hace unos días, el 8 de marzo, la Oficina de la Dirección Nacional de Inteligencia de EU, evaluó que en algunas partes de México, “las organizaciones criminales utilizan su poder económico para influir en los resultados electorales, así como intimidar a políticos”, algo que no había declarado previamente.
En otra entrevista de Barr a la cadena Fox, el ex funcionario consideró que luego del secuestro y asesinato de sus connacionals en Tamaulipas, los cárteles de la droga deben ser tratados igual que a ISIS, “porque son terroristas”.
El senador republicano por Texas, Ted Cruz, apuntó que “Biden es lo mejor que le ha pasado a los cárteles mexicanos”.
Esto, porque ha convertido a los narcoterroristas en billonarios. Y esgrime como argumento que en 2018, según el New York Times, los cárteles mexicanos obtenían 500 millones de dólares, lo cual es mucho dinero, pero en 2022, lograron obtener 13 billones de dólares. O sea, un 2600% más. La mitad de ese dinero la obtienen los cárteles en tráfico de personas, y la otra mitad en tráfico de drogas.
Así que, por tanto, si AMLO emprende una campaña de desprestigio contra el Partido Republicano, ayudará con alevosía y ventaja a Biden en su posible reelección, y al Partido Demócrata en general, con lo que indirectamente, los narcoterroristas se seguirían viendo beneficiados.
Pero también, por supuesto, el régimen chino, que tiene a México como un escenario de guerra tercerizada contra Estados Unidos, en busca de consolidarse como nueva hegemonía militar, económica y cultural, y de paso se está valiendo indirectamente de los narcoterroristas mexicanos y del fentanilo, para hincar al país de los bravos y los valientes.