La presidenta electa de México, Claudia Sheinbaum, sigue generando polémica con sus declaraciones y actitudes hacia España, manteniendo el camino marcado por su predecesor, Andrés Manuel López Obrador (AMLO). En su reciente toma de posesión, se hizo evidente la ausencia del Rey Felipe VI y la delegación oficial del Gobierno español en una ceremonia a la que asistieron 105 delegaciones extranjeras. A pesar de la no presencia de representantes españoles, Sheinbaum no perdió la oportunidad de referirse a España como «el invasor» en su discurso, resaltando la grandeza de las civilizaciones prehispánicas mexicanas antes de la llegada de los españoles.
Mientras tanto, en el exterior del Congreso mexicano, una manifestación exigía libertad y protestaba enérgicamente contra la controvertida Reforma Judicial, la cual es vista por muchos como un retroceso democrático en un país afectado por la corrupción. Los manifestantes se encontraban a la par de los seguidores más fervientes de Sheinbaum, quienes buscaban una fotografía con la nueva presidenta, mostrando el apoyo incondicional de una parte de la sociedad a su mandato.
Dentro del recinto legislativo, Sheinbaum no escatimó en elogios hacia López Obrador, el expresidente que la llevó al poder y bajo cuya sombra muchos creen que seguirá gobernando. Sus palabras, cargadas del mismo discurso habitual, reivindicaron el legado de AMLO, y dejaron entrever que la influencia del exmandatario continuará presente en su administración.
A pesar de su retórica antiespañola, resulta irónico que dos de los hijos de Sheinbaum hayan cursado estudios en universidades públicas españolas, como la de Valencia y Barcelona. Incluso su esposo vivió durante 18 años en Madrid, desempeñando un cargo directivo en el Banco Santander, lo que llevó a la presidenta electa a visitarlo con frecuencia en la capital española. Estas conexiones personales contradicen su retórica, y ponen en evidencia una relación más cercana con España de lo que sus palabras sugieren.
España, segundo inversor más importante en México, después de Estados Unidos, ha dejado una huella profunda no sólo en la economía del país, sino también en su cultura. Desde la fundación de colegios por congregaciones religiosas españolas hasta el intercambio cultural que ha perdurado a lo largo de los siglos, el legado español en México es innegable. Sin embargo, Sheinbaum parece enfocarse exclusivamente en las sombras de la Conquista, dejando de lado las luces que también marcaron esa etapa histórica.
El acto de toma de posesión estuvo lleno de gestos simbólicos, entre ellos la presencia de Ifigenia Martínez, la primera mexicana en graduarse de Harvard. Sheinbaum parece querer rodearse de figuras que representan la modernidad y el progreso, pero no duda en rescatar su discurso contra España cuando le resulta conveniente.