La guerra de Trump. Trump es un anacronismo, pero qué anacronismo. Ha llegado para salvar un mundo, el de ayer, y probablemente no lo consiga. Aquel mundo que, producto de la caricatura cultural dominante, hemos triturado. Hay quien argumenta que Donald piensa por encima de todo en América. Yo diría que no sólo. La tradición y el sostenimiento de su influencia no pueden encerrarse entre Nueva York y San Francisco. Las cosas buenas, como salvarnos de Hitler y de los soviéticos, y las menos buenas, como la «primavera árabe» de Clinton, se hicieron bajo la responsabilidad contraída con el intervencionismo y la potencialidad, con la idea suprema de un mundo libre. Trump echa cuentas y ve la decadencia europea autocumplida; también la falta de compromiso (un atlantismo en abandono) para con el aliado mayor, los Estados Unidos de América. Pero el gran enemigo a batir hoy es el gigante —quizás con pies de barro— asiático.
Peligroso viaje. Mientras en el muro levantado contra Trump en medios y tertulias era difícil (es muy difícil) hallar algún resquicio, alguna grieta que ofreciera una posible interpretación abierta sobre los movimientos del americano, nuestro Sánchez se largaba al lejano oriente. Allí hacía floral ofrenda al genocida Ho Chi Minh para, después, echarse en brazos del líder supremo chino. Las relaciones diplomáticas son soberanas, pero conviene recordar que España es país miembro de la UE. Esa institución supranacional donde, desde la llegada a la Casa Blanca del nuevo inquilino, todo son devaneos y errático rumbo. Von der Leyen parece despertar de la modorra que causa la agenda 2030 (destrucción del tejido industrial, díganselo a Alemania; también del agro, pregunten por ahí) y ofrece a los Estados Unidos un arancel del 0% (o sea, nada) sobre productos industriales. En este sentido, el buscavidas monclovita va a lo suyo, sentando un precedente sinoista que el viejo continente pagará caro. Sobre todo y primeramente España, caballo de Troya del amigo capital-maoísta.
Antiatlantismo. Estos dos recados de la actualidad informativa para los conversos antiatlantistas: Miguel Sebastián, exministro del PSOE: «Si se juntan China y Europa, EEUU lo va a pasar muy mal»; Maros Sefcovic, comisario europeo de Comercio: «Nos disponemos a suspender las contramedidas de la UE y a iniciar negociaciones significativas».
Rollito oriental. El viaje de Sánchez contiene dos aspectos. De una parte el simbólico, China es una dictadura comunista con ganas de invadir Taiwan. Pero la moral ni cuenta para nuestro presidente ni ha contado, estas últimas décadas, para las grandes empresas que se han llevado buena parte de la riqueza occidental (fábricas, tecnología) al dragón milenario. Por otro lado, y dada la gravedad del asunto, nada se nos ha explicado sobre esta magnífica alianza. Si bien lleva urdiéndose hace años (Zapatero sería uno de los conseguidores), la actual puesta de largo tiene mucho alcance. Lo apuntó Trump cuando le preguntaron por España, y no fue un error, a ver si el periodismo comienza a abandonar, o a disimular, tantas ideas preconcebidas sobre el personaje. «¿Sabéis lo que es un BRIC? Ya lo averiguarás», dijo con un mensaje para navegantes.
Esta noche, fiesta. Según informe de la UCO, Ábalos, Koldo García y su hermano Joseba lo pasaron pipa en el Parador de Teruel la noche del 15 de septiembre. Tal debió ser la gimnasia que, según comentan las camareras del establecimiento, destrozaron algunas estancias. En plan estrellas del rock de los setenta. Parece que los hombres habrían contado, durante la jarana, con la compañía de señoritas de moral distraída. Pero ni la morbosidad ni el imaginario (todo un ministro hecho un chaval, dando rienda suelta a la pasión, desgarrando baldaquinos) acaban ahí: la ministra Alegría se mostró visiblemente molesta, e incluso nerviosa a pesar de sus tablas, al ser preguntada por la noche de autos. Resulta que se habría alojado también en el citado parador. «Cumplía con mi trabajo como delegada del Gobierno», dijo, no sin antes añadir que «dentro de las atribuciones no está la de sentarte a los pies de la cama de un ministro». Ya el viernes, en un ataque de sinceridad, admitió haber dormido, dulces sueños, en el hotel sin enterarse del sarao.
Ecuación. Lo recogía La Gaceta, en la mejor de las Españas el Gobierno se congratula de la pobreza. No es ironía: la página oficial de Moncloa sacaba pecho contando que el Ingreso Mínimo Vital llegó en marzo a más de 700.000 hogares. El dato tercermundista señalaba además que el 41,3% de los beneficiarios son niños, niñas y adolescentes. La ecuación pobres con paguita/votantes sumisos es la que el Gobierno aplica.
Europa. La conciencia política europea y, por tanto, su contestación popular empieza a asentarse debido a gruesos problemas: inmigración ilegal, cesta de la compra, corrupción, democracia de risa, ataque a la propiedad privada, periodismo amancebado, inseguridad jurídica. Un cambio de régimen que nadie ha votado.