El catalanismo bueno. Al final se trataba de eso: con Illa vuelve el jolgorio al Círculo Ecuestre y al edificio Godó. Ya puede la decadente y acobardada burguesía barcelonesa, la del suicida procés, respirar tranquila. Después de doce años de locas aventuras políticas y sus lógicas consecuencias empresariales, hay un president educado, de talante negociador y, sobre todo, bien conectado con Madrid. «Uno de mis objetivos es que Cataluña ayude a mejorar España», ha dicho Illa. La frase tiene miga. Por una parte resulta cuanto menos cínico proponer que Cataluña pueda ayudar en algo cuando ha contagiado de populismo y de inseguridad jurídica a la entera nación. Por otra, el objetivo del dirigente socialista manifiesta esa clásica superioridad del catalán nacionalista: España es y seguirá siendo siempre esa cosa atrasada, poblada por gentes vagas y primitivas que no saben gobernarse.
El premio esta semana es para… ¡Mora de Rubielos! Al municipio turolense de apenas 1.600 vecinos llegarán en breve 120 varones mayores de 24 años procedentes de Mali. Se alojarán en el Hotel Mora. En la página del establecimiento se detalla que disponen de 51 luminosas habitaciones con mobiliario castellano, baño completo, calefacción, teléfono, TV de pantalla plana LCD y amplios balcones con terraza. Además, hay Wi-Fi gratis y en el restaurante puede degustarse la mejor cocina típica. Todo en el bello entorno de la Sierra de Gúdar, muy cerca de las pistas de esquí de Valdelinares y Javalambre. Como en el caso del pueblo más pequeño de Galicia, Mondariz-Balneario, que va a recibir un total 280 inmigrantes ilegales, la ONG Accem está también en el ajo. El alcalde de Mora, Hugo Arquímedes Ríos, ha reiterado que la decisión de trasladar a este grupo a su localidad ha sido impuesta, sin consultar al consistorio, no digamos a los vecinos. El espíritu demócrata.
Y, además, pongo la cama. No me refiero al citado Hotel Mora, que también. Según La Gaceta, una embarcación de Salvamento Marítimo ha recorrido más de 500 kilómetros al sur de Gran Canaria para asistir a un cayuco en el que viajaban 120 inmigrantes ilegales. En el momento del rescate, el cayuco se encontraba a menos de 260 kilómetros del litoral mauritano, desde donde había partido. El rizo de esta historia es que los españoles comunicaron la situación a las autoridades marroquíes y la respuesta fue, hablando en plata de la morería, allá se las compongan.
¡Chsss…! Nuestro amado presidente ha estado de gira africana. Dejando de lado la circunstancia de que el periplo es absolutamente inútil, pues en esos países apenas existe el Estado, resulta encantador oírle. Uno no sabe qué va a decir, cómo va a seguir abonando la hemeroteca más alocada que nunca vimos. Como te digo una cosa, te digo la contraria. Veamos tres de sus declaraciones en los tres lugares visitados. En Mauritania: «La inmigración es clave para la economía española, así como para el sostenimiento de la seguridad social y del sistema público de pensiones». Al día siguiente, en Gambia: «Por una gestión del reto migratorio, segura, ordenada y regular». Y veinticuatro horas después, en Senegal: «Es imprescindible el retorno de los que han llegado a España irregularmente, porque este retorno traslada un mensaje desincentivador para las mafias y de los que se ponen en sus manos». ¿No es maravilloso? Por cierto, un chismorreo: En Senegal fue recibido por su homólogo, Bassirou Diomaye Faye, recientemente elegido. Es el presidente más joven que ha tenido el país desde su independencia de Francia en 1960. Y también es el primer polígamo en ocupar el cargo. Faye tiene dos esposas: Marie Khone Faye y Absa Faye. Imaginen el lío si a las dos les diera por montar alguna cátedra universitaria.
Obituario y denuncia. Los medios se hacían eco de la triste noticia. Ha muerto Sphen, el pingüino gay australiano. De Camberra a Albacete un luctuoso estado de ánimo se apoderaba de la gente. Pero permanecerá el ejemplo, el mensaje esperanzador que Sphen nos dio. Paladín contra el heteropatriarcado pingüinil, se enamoró de Magic en el acuario Sea Life de Sídney y ambos formaron después una familia. Para perplejidad del entero mundo, adoptaron y criaron a dos polluelos. Símbolo de la igualdad, su romance inspiró carrozas de carnaval y fue incluido en el programa educativo australiano. Pero no todo iba a ser políticamente idílico, queda mucho trabajo de transformación. Si Sphen fue un referente, todavía hay animales que obedecen a la lógica fascista. El País advertía esta semana sobre el comportamiento de algunas manadas de delfines. Como un machismo que no cesa, grupos ultras de esa especie se dedican a acosar y forzar a hembras desprevenidas. Y por si esto fuera poco, parece que incluso se les ha visto jugando a un siniestro pase de la pelota con un pobre pez globo. Urge una Secretaría de Estado por una Naturaleza Inclusiva.
Pobre Venezuela. Me temo que no se producirán, ni a corto ni a medio plazo, cambios en Venezuela. Veintiséis años después del triunfo electoral del golpista Chávez, el régimen ha tenido tiempo suficiente para construir un engrasado sistema autoritario, con sus elementos represivos e instituciones a su servicio. Los recientes comicios fueron una pantomima; las reacciones internacionales van camino de representar otra, si acaso más cruel por su cinismo. El club de la Unión Europea ya ha dicho que no reconoce los resultados que Maduro se otorga, pero tampoco los de el virtual ganador, Edmundo González. Y pelillos a la mar. ¿Así se defiende la democracia, mister Borrell? Luego están esos dos oscuros personajes, también españoles. Zapatero ya no ha podido disimular para quién trabaja, a quién sirve. Se halla desaparecido, agazapado en alguna lujosa madriguera esperando que el tiempo haga olvidar su miserable vasallaje. El otro personaje, Monedero, ofrece, al menos, una indisimulada posición: es un elemento muy activo de propaganda chavista. Le veíamos esta semana flanqueando al golpista autobusero en un video-coloquio de felaciones mutuas. «En la charla que tuvimos ayer evaluando el regreso del fascismo en tantos sitios. No nos engañemos: quienes están con Netanyahu, con la OTAN, con Milei o Ayuso, no están con la democracia», publicaba en X. Siempre que le veo la jeta, con sus gafitas soviéticas y ese farfullar consignas, recuerdo al comisario bolchevique Strélnikov, de Doctor Zhivago.