El gozo: «Hermoso e impecable preámbulo de la futura ley de amnistía. Tras esta brillante exposición, no hay objeciones jurídicas posibles y, sí, lógicamente, todas las objeciones políticas que se quiera. Pero el pueblo soberano, que ya convalidó en las pasadas elecciones los indultos, hace posible ahora la gozosa medida de gracia» (Antonio Papell, periodista).
Viajando en el tiempo con la imaginación: «Nosotros venimos del voto femenino. De las cárceles, de los campos de concentración y del exilio. Venimos de Julián Besteiro, de Pedro Zerolo y de Ernest Lluch. Hoy como siempre orgullo socialista» (Sara Bonmati, PSOE).
Puigdemont, progresista: «Lo más importante es devolver a la política lo que es de la política […] y articular un gobierno progresista, liderado por Sánchez, que reconozca la España real, la plural y diversa» (Salvador Illa, PSC).
Ternura sociata: «[Puigdemont] es una persona con una ideología independentista, está claro. Pero creo que no han tenido que ser fáciles sus años fuera de España, en el exilio» (Santos Cerdán, PSOE).
El reencuentro: «Nosotros no hemos vuelto al redil constitucional. Nuestra vía jamás será la de la renuncia. Queda también la vía de la unilateralidad» (Miriam Nogueras, Junts).
La democracia soy yo: «Frente al ruido, siempre gana la democracia. Hoy, se garantiza más igualdad, más justicia social, más derechos sociales y más libertad para nuestra querida España. Ha ganado el diálogo, la concordia y la convivencia. Ha ganado el progreso» (Guillermo Fernández Vara, PSOE).
El pueblo llano vive en la mansión de Waterloo: «En España lo mejor es el pueblo. Siempre ha sido lo mismo. En los trances duros, los señoritos invocan la patria y la venden; el pueblo no la nombra siquiera, pero la compra con su sangre y la salva» (Mónica García, de Más Madrid, citando a Antonio Machado).
Y, de repente, todos nacionalistas catalanes: «La mayoría del sí son los jóvenes que luchan contra el cambio climático, las mujeres que gritan se acabó, los trabajadores y trabajadoras que no dejan de pelear por un futuro mejor o quienes quieren en libertad. La mayoría del sí se convierte en gobierno. Vamos a por más» (Yolanda Díaz, Sumar).
El culo y las témporas: «No se puede entender la Transición sin la amnistía. Y ya sé que aquello era distinto, pero no se puede sostener que perdonar torturas, asesinatos y el sometimiento de todo un pueblo bajo una dictadura, era tener sentido de Estado y superar la fractura de Cataluña con el mismo instrumento es romper España y acabar con la democracia» (Patxi López, PSOE).
La sinceridad: «Si alguien dice que este acuerdo sirve para pasar página, engaña a los ciudadanos. Nunca lo hemos hecho y nunca lo haremos» (Miriam Nogueras, Junts).
Otro temprano aviso para el PSOE: «Haced el favor de asumir el relato que habéis pactado» (Pilar Rahola, comentarista).
La libido y el periodismo militante: «La sensación general que percibo es original y tiene escasos precedentes: una gran mayoría de ciudadanos progresistas y solidarios goza y celebra en silencio la continuidad de la izquierda durante cuatro años más» (Antonio Papell, periodista).
Resulta que no gobernaba la izquierda: «A partir de ahora normalidad y tomar decisiones. Jugaré donde me ponga el coach. Hasta ahora hemos tenido una sobredosis de PP y de derechas» (Óscar Puente, PSOE).
El señalamiento: «Una magistrada me reta a nombrar jueces que hacen lawfare. Vale. Ahí van: Vicente Ríos, contra Mónica Oltra. Manuel García Castellón, contra Podemos, los CDR y Puigdemont. Sala Segunda del Supremo, presidida por Marchena. Pablo Llarena, Procés» (Joaquín Urías, profesor de Derecho Constitucional).
Un socialista bueno: «Este es otro PSOE que no es el mío y ha puesto un paréntesis al periodo de la transición por siete votos» (Nicolás Redondo, PSOE).
Un salvapatrias: «Socialista hasta las trancas. Nacimos sin lavadora, frigorífico, TV y qué decir del móvil… Conseguimos sacudirnos la opresión fascista y os dimos la Constitución» (Fernando).
Cuarenta años de vacaciones: «Durante más de 140 años los y las militantes del Partido Socialista Obrero Español han de defendido la democracia en España. No nos amedrentaron ni los goles [sic] de Estado ni las dictaduras ni los terroristas. En libertad o en la clandestinidad, donde había un militante del PSOE los valores más profundos de los demócratas encontraban cobijo» (editorial en la web del PSOE).
Heróico: «El discurso de Gabriel Rufián se ha viralizado en España. De la primera hasta a la última coma es cosa suya. Lo elaboró bunquerizado en una habitación, y lo retocó durante una «huelga de hambre»» [no comió a mediodía] (Carme Rocamora, periodista).
La farándula: «Perro [sic], hazme tuyo una vez más. Feijoo va a durar en el Congreso lo que Cuentos Chinos en Telecinco» (Jorge Javier Vázquez, presentador de variedades televisivas).
El silencio: «Cultura Española es eso que calla mientras se daña a España. Solo Calamaro (hispanoargentino) y Bosé (italoespañol), astrales y de vuelta los dos, libérrimos por célula y gen, han sido capaces de protestar» (Hughes, escritor).
Sin perdón: «No estoy dispuesto a pagar con mis impuestos los 15.000 millones que se van a condonar a Cataluña porque no me sale de los cojones» (José Cabrera, psiquiatra forense).
Y dijo el felón: «Prometo, por mi conciencia y honor, cumplir fielmente con las obligaciones del cargo de presidente del Gobierno, con lealtad al Rey, y guardar y hacer guardar la Constitución» (Pedro Sánchez Castejón).