La ciudad alemana ha anunciado el reparto de cintas con «mensajes de respeto» para evitar la oleada de abusos que tuvo lugar en 2015.
Colonia ya se encuentra inmersa en la campaña para evitar una nueva oleada de abusos sexuales como la que tuvo lugar en 2015. La ciudad alemana, al borde del colapso por la llegada masiva de inmigrantes tras el ‘Welcome Refugees’ proclamado por Angela Merkel, se convirtió en escenario de más de mil de ataques de corte sexual que las autoridades trataron de tapar. Finalmente el escándalo salió a la luz gracias a la investigación de un grupo de periodistas valientes y el gobierno alemán tuvo que admitir la realidad.
La situación de las mujeres de Colonia fue tan preocupante que algunos testigos la compararon con la vivida en la plaza Tahrir, en El Cairo, durante las Primaveras Árabes. A pesar de la gravedad de los hechos, la Justicia alemana determinó una pena de un año de prisión para dos de los acusados, que a la salida de los juzgados no eran capaces de contener su emoción y su regocijo por la sentencia.
La alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, ha anunciado la puesta en marcha de la campaña ‘respeto’ que tiene por objetivo evitar este tipo de ataques. El problema es que, lejos de aumentar las medidas de seguridad y controlar a los recién llegados, la iniciativa está centrada en una serie de pulseras informativas que se repartirán en los próximos días en la ciudad.
El jefe de la policía de Colonia, Uwe Jacob, ya advirtió hace unos días que era probable que se «produjeran sucesos similares al año anterior» y aseguró que era necesario «un refuerzo mayor» del número de agentes desplazados.
Campaña ‘no es no’
Mientras la justicia alemana dejaba impunes los delitos de Año Nuevo, el Bundestag (cámara baja alemana) aprobó el endurecimiento de las penas para los delitos sexuales, un proyecto bautizado con el nombre de «no es no» y que castiga con prisión a quien acose sexualmente a una persona contra su voluntad manifiesta, aunque no medie violencia o amenaza.
El proyecto, consensuado en la ya extinta gran coalición de conservadores y socialdemócratas, incluye por ello el delito de agresión sexual en grupo, con lo que todos los miembros del grupo, hayan participado o no de forma directa en el ataque, podrán ser procesados.
El principio «no es no» en la nueva ley, respaldado por unanimidad en el pleno de la Cámara, penaliza cualquier contacto sexual contra la «voluntad manifiesta» de una persona, expresada verbalmente o de otro modo, como las lágrimas.
Se establecen penas de hasta cinco años de prisión, también aplicables cuando el agresor haya utilizado algún medio -como una droga- que haya impedido a la víctima mostrar su voluntad.
El proyecto tipifica asimismo como delito, con una pena de hasta dos años de prisión, los denominados «tocamientos», cuando una persona «toca el cuerpo con intencionalidad sexual y la acosa de ese modo».