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El Gobierno alemán vigila a AfD tras las protestas de Chemnitz

Manifestación, el pasado 1 de septiembre, contra la multiculturización en Alemania | EFE
Manifestación, el pasado 1 de septiembre, contra la multiculturización en Alemania | EFE

«A AfD se le mide con otra vara. En cuanto un extremista se acerca a nuestros actos, se llama a los servicios secretos», denuncia el partido. 

La inteligencia alemana ha comenzado a vigilar, por dudas sobre su constitucionalidad, a secciones del partido Alternativa para Alemania (AfD), el partido que el sábado auspició una marcha contra la «multiculturalización» en Chemnitz, foco de tensiones  desde hace diez días tras el asesinato de un alemán de origen cubano a manos, presuntamente, de inmigrantes norteafricanos.

La iniciativa del Estado alemán sobre un partido parlamentario -AfD es la tercera fuerza del Bundestag- no tiene precedentes aunque de momento no implica el inicio de un hipotético y complejo proceso de ilegalización, algo sobre lo que en todo caso debería resolver el Tribunal Constitucional, si se presentase una querella del Ejecutivo o alguna de las cámaras del Legislativo.

Los ejecutivos de los estados federados de Bremen y Baja Sajonia anunciaron este lunes que han autorizado a su inteligencia regional hacer seguimientos a la organización juvenil de AfD, lo que les permite vigilarlas como organizaciones (pese a que algunos de sus integrantes, como individuos, ya podrían estar siendo controlados).

No se dan los requisitos

Por su parte, el Land de Renania del Norte-Westfalia reconoció que está barajando esta medida y el de Mecklemburgo-Antepomerania habló de coordinar la acción de los distintos servicios secretos regionales.

El Gobierno federal, por su parte, no prevé dar ese paso por el momento, según explicó en una rueda de prensa ordinaria el portavoz del Ministerio de Interior Harald Neymanns, que subrayó que en la actualidad no se dan los requisitos como para iniciar un seguimiento del partido «en su conjunto».

Recordó que AfD, como recoge el artículo 3 de la ley que regula a los servicios secretos, sólo puede ser objeto de seguimiento si persiguiera «objetivos anticonstitucionales» con actividades contra «el orden liberal democrático fundamental», el Estado y los «Länder» o el funcionamiento de sus instituciones.

El debate sobre la necesidad de que la inteligencia alemana supervise la actividad de AfD en su conjunto se reavivó este fin de semana, después de que el partido convocase una marcha en Chemnitz para recordar a las «víctimas» de la «multiculturalización» forzada de Alemania una semana después del mortal apuñalamiento de una persona en esa ciudad, supuestamente a manos de dos inmigrantes.

En la concentración, convocada junto a la plataforma identitaria Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), se gritaron consignas como «Extranjeros fuera», «Nosotros somos el pueblo», «Libre, social, nacional» y «Prensa mentirosa», se profirieron insultos y se hicieron saludos nazis y gestos obscenos.

El Partido Socialdemócrata (SPD) y Los Verdes han abogado por que la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV), la inteligencia nacional interior, incluya a AfD en su conjunto como un organismo al que hay que seguir.

«AfD se ha mostrado abierto a las tesis ultraderechistas. Cuando alguien amenaza este Estado, debe ser vigilado», aseguró el secretario general del SPD, Lars Klingbeil. La presidenta socialdemócrata, Andrea Nahles, aseguró que AfD se ha quitado ya su «máscara» y se muestra como una «organización pantalla de racistas y fascistas».

«AfD es abiertamente ultraderechista, sin subterfugios. Pero Seehofer piensa que no hay base para una vigilancia de los servicios secretos. ¿Qué tiene que pasar aún?», se preguntó la jefa del grupo parlamentario verde, Katrin Göring-Eckardt.

Pero otros partidos se han mostrado más reticentes ante la aplicación general de esta medida, como los conservadores bávaros, el Partido Liberal y La Izquierda. La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller Angela Merkel no se ha pronunciado de forma unitaria.

Otra vara de medir

AfD emitió un comunicado, suscrito por todos los miembros de su dirección, en el que tachó de «absurda» esta pretensión y se reivindicó «democrático» y defensor de la constitución y del Estado de derecho. «A AfD se le mide con otra vara. En cuanto un extremista se acerca a nuestros actos, se llama a los servicios secretos», lamentaron.

Tras el acuchillamiento, grupos de neonazis protagonizaron «cacerías» de extranjeros por las calles de Chemnitz y, un día más tarde, marcharon por el centro de la ciudad entre consignas xenófobas y saludos nazis.

Desde los años 50 no se ha prohibido ningún partido en Alemania, pese a que se ha intentado en dos ocasiones ilegalizar al NPD, la formación que aglutinaba a los círculos neonazis en los últimos años.

Empujón en las encuestas

Precisamente, horas después de anunciarse esta medida, una encuesta del demoscópico Insa publicada en el diario Bild sitúa a Alternativa para Alemania (AfD) en segundo puesto, por delante de los socialdemócratas, que aparecen terceros en intención de voto.

Así, el Partido Socialdemócrata (SPD) pierde medio punto respecto a la semana pasada y se sitúa en el 16 %, mientras que AfD gana otro tanto y se coloca con el 17 % en segundo lugar.

La primera fuerza continúa siendo el bloque conservador, formado por la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller, Angela Merkel, y su partido hermanado, la Unión Socialcristiana (CSU) bávara, de su ministro del Interior, Horst Seehofer, que gana también otro medio punto y se sitúa en el 28,5 % en intención de voto.

En tanto, los verdes se mantienen en cuarto lugar con el 13,5 % de apoyos, mientras que La Izquierda pierde medio punto y se sitúa en el 10 %, seguida del Partido Liberal (FDP), que también pierde medio punto hasta el 9,5 %.

Según la encuesta, la actual gran coalición de gobierno entre el bloque conservador y los socialdemócratas no lograría la mayoría parlamentaria al sumar sólo un 44,5 %.

Mientras, una coalición tripartita entre el bloque conservador, los liberales y los verdes -como la que trató de formarse tras los comicios generales de hace un año y que acabó en fracaso al retirarse el FDP de las negociaciones- llegaría actualmente al 51,5 % de apoyos.

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