La propaganda del Estado Islámico (EI) ha mutado profundamente en el último año, como consecuencia de la pérdida de casi todo el territorio que llegó a controlar en Irak y Siria, y sus mensajes ya no buscan importar yihadistas extranjeros, sino exportar sus métodos terroristas a escala planetaria.
«Ahora buscan mostrar su capacidad para defenderse de los gobiernos de Irak y Siria y promover ataques en el extranjero», explicó el investigador visitante en la Universidad George Washington y miembro del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo Javier Lesaca.
El académico español fue uno de los ponentes en la conferencia sobre radicalización terrorista organizada por el Club de Madrid, un foro de pensamiento sobre democracia y relaciones internacionales que dedica especial atención al fenómeno del terrorismo global.
Lesaca ha analizado 1.477 vídeos y 12.000 campañas de comunicación difundidos por el EI desde que Abu Bakr al Bagdadi proclamara el «califato» en junio de 2014 y ha recogido su trabajo en el libro «Armas de seducción masiva. La factoría audiovisual con la que el Estado Islámico ha fascinado a la generación milenial».
Su investigación se centra en la propaganda audiovisual de los «herederos» de Al Qaeda, pero con una estrategia discursiva mucho más moderna y eficaz que la rudimentaria comunicación del grupo terrorista liderado por Osama bin Laden y responsable de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos, entre otros muchos.
Con dos fotografías, Lesaca acierta a resumir la diferencia entre la iconografía de Al Qaeda y la del Estado Islámico: la primera imagen muestra a un Bin Laden furtivo dirigiéndose a sus fieles desde una cueva; la segunda, a cuatro jóvenes sonrientes con uniformes militares impecables y barbas relucientes.
«Barbas, gorros, dientes blancos, ropa moderna… son ‘hipsters», bromea el investigador, que identifica en esos mensajes unos códigos visuales atractivos para audiencias occidentales y atribuye la concepción de ese aparato de comunicación a Abu Muhamad al Adnani, fallecido en un bombardeo el pasado agosto en los alrededores de Alepo, en Siria.
En su apogeo, los vídeos del EI apenas hacían referencia a la religión o a la cultura musulmana y sólo mostraban un 15 % de contenido violento, de modo que la gran mayoría de su comunicación se basaba en «imágenes positivas» de su empresa yihadista, retratada como un paraíso de fraternidad que sedujo a unos 35.000 extranjeros.
«Es una narrativa ‘transmedia’ a la que se puede acceder desde muchas plataformas», como ocurre con marcas como «Star Wars», que es una saga cinematográfica, pero también un universo de cómics, juguetes, series de televisión o vídeojuegos, comenta.
El profesionalismo narrativo del entonces emergente grupo terrorista pilló inicialmente por sorpresa a la comunidad internacional, que en 2014, 2015 y 2016 presenciaba atónita un éxodo masivo de jóvenes hacia el epicentro yihadista, entre ellos muchos occidentales.
«En el último año ha habido muchos cambios, se ha avanzado, aunque no lo suficiente«, agrega Lesaca, quien destaca como puntos clave de esos éxitos la retirada de contenidos de internet y las redes sociales y la creación de una «contranarrativa» antiterrorista.
Entre los nuevos mensajes contra el EI se incluyen campañas con las historias personales de víctimas del terrorismo, como las difundidas por la plataforma Breakthrough, que también estuvo presente en el coloquio de Bruselas y que intenta llegar a las comunidades locales a las que busca seducir el yihadismo.
Además, han influido las derrotas militares sobre el terreno, que han llevado al EI a perder en torno al 96 % del territorio que llegó a dominar.
Lesaca señala que los vídeos yihadistas «pueden producirse desde cualquier sitio, incluso desde Bruselas», y estima que se tardará años en erradicar toda su propaganda.
Por ahora, el mensaje se ha adaptado al retroceso militar del EI, que actualmente centra su discurso en la internacionalización de su causa islamista.
Sirva de ejemplo el eslogan que el Estado Islámico utiliza ahora a modo de «mantra» en los vídeos que, en menor medida, el grupo terrorista sigue difundiendo en la web: «Cuando se cierran las puertas de la ‘hijra’ (peregrinación), se abren las puertas de la yihad», previene Lesaca.