Tim Marshall reflexiona sobre el futuro comunitario y el plan europeo de integración «a varias velocidades».
Durante la campaña norteamericana de 1992, ‘The economy, stupid’ se convirtió en una de las frases más utilizada por Bill Clinton para atacar a su rival, el republicano George H.W. Bush, y se instaló en la cultura política estadounidense para siempre. Tim Marshall es británico, pero su concepción del mundo es reduccionista: la geografía lo es todo. Guerras, crisis diplomáticas, acuerdos y desacuerdos están marcados por la idiosincrasia propia de cada nación.
«Tratar de entender los conflictos sin una explicación geográfica es casi imposible. Frente a la temporalidad de los líderes y sus discursos se imponen ríos, montañas y mares», sentencia Marshall, el veterano corresponsal británico que se ha hecho famoso tras publicar ‘Prisioneros de la geografía’, en una conferencia en el Instituto Elcano en la que reflexionó sobre el futuro de la Unión Europea y el plan europeo de integración «a varias velocidades».
«¿Tiene fecha de caducidad la Unión Europea?», pregunté a Marshall, que minutos antes había señalado que una de las causas del brexit era el carácter insular británico. El corresponsal duda, pero finalmente admite que «hay muchas cosas que deben cambiar»: «El futuro de la UE pasa por los diferentes niveles de integración. La oposición de Visegrado cada vez es mayor y en el Mediterráneo no parece que la cosa sea más favorable».
«Veremos una UE centrada en Francia, Alemania y Bruselas», sentenció Marshall.
Este reportero cubrió la guerra de Bosnia, en los años noventa. Un conflicto que le marcó para siempre y que le sirvió para aprender la «lógica fría y dura» de la guerra: «Una vez estaba en una colina observando un pueblo en llamas. Pregunté a quienes habían provocado el incendio por qué lo habían hecho. Los pistoleros respondieron que, si quemaban el pueblo, sus habitantes huirían al siguiente, y luego a la población de más allá, y eso les permitiría a ellos avanzar por el valle hacia la carretera a la que querían llegar por razones estratégicas.
La geografía rusa
Marshall centró parte de su alegato en la situación rusa y los problemas históricos para mantener relaciones comerciales y defender su territorio. «El país ha sufrido numerosas invasiones desde las llanuras del norte y los gobernantes han tratado de dominar la región para que les sirva de protección», añadió.
El reportero, a través de una serie de mapas, señaló la ausencia de «puertos calientes» en todo Rusia. Y es que sólo Sebastopol, en el mar Negro, está operativo durante todo el año y su salida a mar abierto es realmente compleja. «Las zonas frías permiten al Kremlin mantener pocas precauciones al este, pero le limita en exceso su expansión comercial y bélica», subrayó.
El plan de Trump
Marshall echó mano de un refrán para explicar las relaciones internacionales con Donald Trump: “Estados Unidos tiene unos intereses y unos presidentes. Los presidentes cambian; los intereses, no”. Durante la campaña, Trump prometió «no derrocar más gobierno extranjeros», en referencia velada a la influencia americana en las Primaveras Árabes, pero no cumplió con lo acordado en su programa porque «la realidad geográfica le ha arrastrado a todo lo contrario».
«Trump no desea que Rusia domine Europa y ahí comienzan todos los enfrentamientos, aunque los vínculos comerciales actuales hacen difícil pensar en un enfrentamiento. Ese es uno de los motivos por los que el presidente norteamericano ha matizado su postura acerca del Tratado de Libre Comercio».
La España actual
Marshall también consideró que España era «una potencia europea», pero también explicó que la geografía y la historia «han limitado su poder». El corresponsal consideró que «hay regiones que no están «tan unidas lingüísticamente como, por ejemplo, en Alemania».
Además, apuntó el factor geográfico para explicar sus diferencias con algunos países de la Europa central: «La Meseta Central históricamente ha obstaculizado las rutas comerciales, a lo que se añade que tiene ríos relativamente cortos y que en el Sur el mercado de bienes encuentra un área de subdesarrollo relativo».