Nuevas masacres de minorías religiosas en Siria. El pasado 28 de abril, grupos de yihadistas iniciaron una ofensiva contra drusos y cristianos que se cobró la vida de más de 100 personas en diversas localidades del país, desatando una nueva oleada de violencia sectaria. Los enfrentamientos, iniciados en Jaramana, se extendieron rápidamente hacia el sur de Damasco y alcanzaron ciudades como Sueida y Sahnaya, donde se registraron sangrientos choques callejeros.
La chispa de esta escalada habría sido la circulación en redes sociales de un mensaje de audio supuestamente ofensivo contra el profeta Mahoma, atribuido a un ciudadano druso. La grabación fue considerada sacrílega por sectores islamistas, lo que habría sido utilizado como pretexto por grupos armados vinculados al aparato estatal para lanzar ataques contra esta minoría religiosa.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), entre las víctimas hay tanto civiles como combatientes drusos, además de miembros de las fuerzas gubernamentales y algunos cristianos. En menos de 48 horas, se reportaron más de un centenar de muertos, la mayoría pertenecientes a la comunidad drusa, aunque también hubo bajas entre las fuerzas leales al Ejecutivo interino.
El Gobierno provisional sirio, que tomó el control tras la caída del régimen de Bashar al-Assad en diciembre, afirmó haber intervenido para intentar contener la violencia. No obstante, el Ministerio del Interior señaló que sus fuerzas fueron atacadas mientras intentaban sofocar los disturbios, lo que derivó en una respuesta armada. Posteriormente, se alcanzaron acuerdos con líderes comunitarios drusos para intentar restaurar un clima de relativa estabilidad.
Los drusos, una minoría religiosa que combina elementos del chiísmo con influencias de doctrinas como el hinduismo, están presentes principalmente en Siria, Líbano e Israel. En territorio sirio, representan cerca del 3% de la población total —alrededor de medio millón de personas— y se concentran en su mayoría en la provincia de Sueida y en zonas periféricas de Damasco.
Hikmat al-Hajri, figura espiritual de mayor peso entre los drusos en Siria, denunció el 1 de mayo una «estrategia de exterminio» contra su comunidad. En un comunicado público, condenó las matanzas de civiles «en sus propias casas» y reclamó una intervención urgente por parte de la comunidad internacional. También arremetió contra el actual presidente interino, Ahmed Al-Sharaa, asegurando que «ninguna autoridad que asesina a su propio pueblo con milicias radicales merece ser llamada gobierno».
