«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
La Gaceta de la Iberosfera
Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

'Seguridad nacional', el arma de Trump contra el establishment

Los tejemanejes de Weinstein iban bastante más allá de proponer papeles de protagonista en sus películas a cambio de sexo a actrices principiantes y no tanto.

De lo que les conté en mi último artículo sobre la batalla a muerte de Trump contra sus enemigos se deduce que el presidente va a buscar, para batir a rivales tan poderosos, armas que sorteen el control que ejerce la maquinaria política y burocrática habitual. 
Para ello necesita apostar por el sortilegio que abre todas las puertas y arrolla toda oposición: «seguridad nacional». Si algo es de «seguridad nacional», todo lo demás debe ceder, el presidente tiene el control directo y la gigantesca y todopoderosa máquina militar queda a su disposición. 
Y resulta que justo antes de Navidad se dotó de una orden ejecutiva que, la verdad, se nos pasó por completo, y eso que es exactamente una norma que, sospechamos, va a dar mucho juego en el futuro próximo, la ‘Executive Order Blocking the Property of Persons Involved in Serious Human Rights Abuse or Corruption’, es decir, la Orden Ejecutiva para Bloquear Propiedades de Personas Implicadas en Graves Abusos de Derechos Humanos o Corrupción’. 
Y en su presentación, Trump dijo incluso las palabras mágicas: «Determino, por tanto, que los graves abusos contra los derechos humanos y la corrupción en todo el mundo constituyen una amenaza insólita y extraordinaria a la seguridad nacional, la política exterior y la economía de los Estados Unidos, y por la presente declaro emergencia nacional tratar esta amenaza». 
De todo esto, conviene quedarse con tres claves: invoca, como hemos dicho, la «seguridad nacional», que es un modo de pasar sobre casi cualquier otra consideración o papeleo; tiene como ámbito el mundo entero, y no meramente lo que suceda dentro de las fronteras del país; y no define qué constituye un «grave abuso» y, menos, qué se entiende exactamente por ‘corrupción’. Es decir, se ha dotado de un hacha de guerra multiusos que sin duda le vendrá bien contra sus enemigos en el Establishment. 
¿Cómo, exactamente? Una pista pueden encontrarla en una noticia de este lunes, de la que cito el titular de Los Angeles Times: ‘El fiscal general de Nueva York demanda a Weinstein Co. por ‘violaciones’ de derechos civiles, poniendo en peligro su venta’. Sí, el titular habla de ‘derechos civiles’, pero la demanda cita «flagrantes violaciones de las leyes comerciales, de derechos civiles y de derechos humanos de Nueva York». 
Apenas necesito recordar al lector quién es Weinstein: el todopoderoso productor de Hollywood contra quien hace relativamente poco empezaron a llover las acusaciones de abusos y acoso sexual por parte de actrices que se remontan a varias décadas atrás, desencandenando el célebre movimiento #MeToo que ha llegado hasta nuestro país. 
La demanda entorpecerá, si no arruina por completo, la venta por 500 millones de dólares del estudio de Weinstein a un grupo de inversores encabezado por Maria Contreras-Sweet, ex funcionaria de la Administración Obama, que debía cerrarse la próxima semana. 
Los tejemanejes de Weinstein iban bastante más allá de proponer papeles de protagonista en sus películas a cambio de sexo a actrices principiantes y no tanto; también disponía de personal dedicado a intimidar y a amenazar a las víctimas para que no hablaran y otras prácticas igual de desagradables. Y, claro, contrarias a los derechos humanos. 
¿Ven por dónde voy? Estos ‘pecadillos’ comunes en la élite que odia a Trump y quiere echarle a patadas de la Casa Blanca, de un día para otro, pueden llevarles a que sus cuentas sean embargadas y todo su patrimonio requisado de la noche a la mañana. Seguridad nacional, disculpen las molestias. 
Puede ser todo tipo de cosas, desde abusos sexuales a acoso laboral a… pedofilia. No es ningún secreto, sino que ha sido objeto de amplios reportajes en la prensa ‘seria’ –New York Times, Washington Post-, que el millonario Jeffrey Epstein organizaba viajes que terminaban en orgías, algunas de ellas pedofílicas, y a los que acudía parte de lo más granado de la élite.  Fueron invitados de las salvajes fiestas de Epstein gente como Bill Clinton (26 veces), Tony Blair y Michael Bloomberg.  
 
Alguna publicidad valiente y la ayuda desinteresada de muchos lectores como tú han hecho posible esta noticia. Conoces nuestra línea editorial, a contracorriente de la ideología dominante y desacomplejadamente comprometida con la dignidad humana, la unidad de España y la identidad de Europa. No es fácil ni es barato sostener un medio de comunicación que beba de estos postulados, siempre contra los más poderosos. Por eso te pedimos que nos ayudes con una aportación, que formes parte de nuestro proyecto, que ayudes a que sigamos incordiando al Poder. Puedes hacerlo de varias maneras, infórmate aquí.

TEMAS |
+ en
.
Fondo newsletter