La derrota del Estado Islámico, el futuro del país y el papel que debe jugar España en la reconstrucción. El embajador de Siria en Madrid responde a La Gaceta.
Tras siete años de una cruenta guerra contra grupos islamistas de medio mundo, Siria ve la luz. La caída del Estado Islámico en el país abre la puerta a la esperanza y a un futuro de convivencia pacífica. No obstante, muchas heridas continúan abiertas y sólo una solución política podría poner fin a un conflicto que -como otros tantos en Oriente Medio- comenzó con las Primaveras Árabes, los procesos revolucionarios alentados desde Occidente en el año 2011.
Milad Atieh recibe a La Gaceta en la embajada de Siria en Madrid. Sonríe y muestra orgullo por la lucha de su pueblo contra, según sus propias palabras, una campaña exterior para derrocar a Bashar Al Assad y crear un estado fallido en la zona.
– ¿Qué supone para Siria la derrota del Estado Islámico?
Significa mucho, es un gran logro del país, su pueblo y nuestro Ejército. Tras siete años de campaña antiterrorista, que ha destruido gran parte de nuestras infraestructuras y ha generado cuantiosos daños personales, comenzamos una nueva era de reconstrucción y de mirar al futuro para comenzar a levantar de nuevo todo.
La caída del ISIS supone también la derrota del plan liderado por Estados Unidos y sus aliados (Reino Unido, Francia, Turquía o Arabia Saudí) contra Siria y cuyo único propósito era crear un nuevo estado fallido en la zona.
– ¿Hasta qué punto ha sido importante la colaboración de Rusia?
La ayuda por parte del Kremlin ha resultado crucial. Rusia es un antiguo amigo de Siria, desde los años de la URSS, y en los últimos 20 años esas relaciones se han hecho más intensas en el ámbito político y militar. Su aviación nos ha permitido enfrentar el desafío con garantías de éxito.
La principal diferencia entre Rusia y Estados Unidos radica en que este último basa su política internacional en la hegemonía y la dominación. En cambio, el Kremlin edifica estas relaciones en el respeto a las leyes internacionales, pues siempre contaron con el permiso de Assad para establecer la colaboración permanente que se ha dado en los últimos años.
– Las Primaveras Árabes modificaron el tablero político en Oriente Medio…
Estos «procesos revolucionarios» fueron orquestados por Estados Unidos y otros países de la región para cambiar al Gobierno sirio por la fuerza. Bajo el lema de la democracia, las potencias occidentales sólo trajeron muerte y destrucción a la zona. Lo vimos en Yemen, en Libia y una década atrás, en Somalia.
– No obstante, en Siria sí existieron protestas ciudadanas…
Es cierto. Si nos vamos a comienzos de 2011, en Damasco se registraron manifestaciones y peticiones legítimas de la ciudadanía para abrir un período de reformas. El Gobierno dio luz verde a estas reformas, pues hubo cambios importantes. Incluso se modificó la ley electoral que ya entró en vigor en las últimas elecciones ganadas por Al Assad. También hubo importantes amnistías, pero hay que entender que los grandes países no querían ninguna reforma, sino convertir a Siria en un estado fallido.
Ante esa situación, sólo hemos cumplido con nuestra obligación y derecho de proteger a la población.
– Algunos medios señalaron a Al Assad como el culpable de la crisis en Siria. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Hay que destacar que los medios españoles siguieron la posición de otros medios controlados por Estados Unidos. Este país utilizó a la prensa para hacer avanzar su propia agenda, por lo que la labor de la mass media ha sido muy negativa. Únicamente se han recogido los testimonios de los llamados rebeldes, pero nunca han tenido en consideración la posición de nuestro Gobierno.
Los medios han sido parciales y han ocultado una buena parte de la información.
– ¿Qué información han ocultado?
Después de casi siete años de guerra, los grandes medios han descubierto que no se trataba de un conflicto religioso, pues en Siria siempre ha existido una convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos. Tampoco existían problemas étnicos como algunos dijeron.
La realidad es que se trataba de una lucha entre el pueblo sirio y grupos terroristas procedentes de más de 85 países que recibieron el apoyo internacional.
– Hablemos ahora de los rebeldes moderados. ¿Qué papel jugaron en el conflicto?
Lo primero que hay que aclarar es que en Siria no ha habido una guerra civil, pues no existía una fractura de la población en dos bandos. Ha habido un conflicto contra el terrorismo, contra los yihadistas y contra los mercenarios que han sido apoyados por las potencias. El presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, abrió sus fronteras para que los islamistas, tras recibir instrucción militar, cruzaran a Siria. Me gustaría lanzar una pregunta a la comunidad internacional: ¿Cómo un yihadista puede llevar la paz y la democracia a un país?
Al Assad ganó las elecciones durante la crisis y siempre ha contado con el respaldo de la población. ¿Cómo ha podido aguantar el pueblo sirio las dificultades del conflicto? Todo ha sido un pretexto para justificar las acciones de los grandes países que apoyaban a los grupos armados. Todos en Siria nos hemos unido para luchar contra el terrorismo.
– Durante la campaña, Donald Trump prometió dejar de derrocar gobiernos ajenos. ¿Ha notado algún cambio con respecto a la Administración Obama?
No, es básicamente lo mismo. Trump está siguiendo la política exterior habitual en Estados Unidos. Los diferentes candidatos plantean un discurso durante la campaña, pero cuando llegan al poder todo es distinto. La posición norteamericana no ha cambiado porque la siria tampoco lo ha hecho. Somos independientes y no estamos dispuestos a plegarnos a los intereses de nadie.
– Toca hablar del ataque con gas sarín. La comunidad internacional acusó a Siria y la ONU aseguró disponer de pruebas fehacientes. ¿Qué tiene que decir al respecto?
El tema del gas sarín es un intento de repetir lo que se hizo en Irak en 2003. Acusaron a Sadam Hussein de tener armas de destrucción masiva para invadir el país. Este episodio es otra gran mentira lanzada desde Estados Unidos para justificar los bombardeos en Siria, pese a que eran ilegales tal y como después se demostró con la legislación internacional en la mano.
Esos ataques no quebraron la voluntad del pueblo, porque teníamos claro que el único objetivo era ayudar a los terroristas a seguir actuando en la zona.
– Cumbres en Ginebra, Sochi y Astaná. ¿Es posible una solución rápida y duradera?
La solución política es la única posible. Desde el comienzo de la crisis Al Assad abogó por ello, pero tuvo que hacer frente a los intereses de otros que trataban de manipular todos sus esfuerzos para lograr la paz. Siria ha participado en todas las conferencias que se han organizado, especialmente en las coordinadas en la ONU.
No obstante queremos dejar claro que el diálogo será entre sirios, sin interferencias exteriores u otros factores que puedan desestabilizar el proceso.
– El proceso de Ginebra ha sido muy criticado por el Gobierno sirio…
Algunos han intentado utilizar esta vía como plataforma para alcanzar éxitos que no lograron en la guerra. No había posibilidad de acuerdo porque tenían otros objetivos.
– ¿Cuando comenzará la reconstrucción del país?
Siria era uno de los países más desarrollados. El plan era destruir el Estado, por eso los terroristas centraron sus ataques en hospitales, universidades y colegios. Sin embargo, las instituciones han continuado trabajando durante estos años, a pesar de que el daño ha sido muy grande. Hablamos de billones de dólares.
La reconstrucción sólo será posible con el esfuerzo de todos y la colaboración de aquellos países que siempre nos han apoyado. Hablo de Rusia, China o India.
– ¿Qué papel debe jugar España?
Las empresas españolas podrían participar en este proceso, pero se enfrentan a las sanciones que la UE ha impuesto a Siria. Son precisamente estas empresas las que deben intentar que Bruselas nos levante el embargo que tanto daño ha causado a la población. Además, España podría servir de puente para abrir el diálogo con otras naciones europeas, pues nuestras relaciones históricas han sido siempre muy estrechas.
– ¿Cómo valora el Gobierno que Arabia Saudí ocupe un lugar en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU?
Habría que preguntarle a la comunidad internacional por qué ocurren estas cosas. Para nosotros se trata de una comisión muy importante y yo mismo participé en las negociaciones del año 2007. Tenemos que asumir entre todos que la ONU necesita una reforma para que no se produzcan estas contradicciones.
Conviene recordar que Arabia Saudí apoya a los wahabitas que inspiran al yihadismo radical y resulta irónico que Riad pretenda impulsar la democracia en Siria cuando hablamos del régimen más totalitario que existe. Allí no hay derechos para nadie.
– Europa ha sido golpeada reiteradamente por el terrorismo. ¿Hemos infravalorado esta amenaza?
Para combatir el terrorismo internacional la única receta es la cooperación entre todos los países. Sin este proceso no existirá nunca una lucha efectiva contra este virus. Además, no pueden existir dos varas de medir como hasta ahora, pues lo que en Europa es considerado terrorismo en Siria le dicen lucha armada. Así no vamos a lograr nada.
Es fundamental ir de la mano para combatir esta amenaza global. Los sirios lamentamos mucho los atentados que han tenido lugar en Europa, pero conviene recordar que son producto de las políticas que han tomado los gobiernos occidentales.