«El encuentro de hoy estuvo dedicado a seguir con nuestro diálogo, en una situación de dificultades y problemas objetivos», reconoció Tusk.
Las diferencias entre Unión Europea (UE) y Turquía no pudieron encauzarse en la cumbre de la ciudad búlgara de Varna, donde no se logró ningún avance concreto y sólo se acordó continuar con el diálogo.
«Si me preguntan si hubo soluciones o compromisos concretos, la respuesta es no», reconoció el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la rueda de prensa final de la reunión.
Tanto Tusk como el presidente de la comisión Europea, Jean-Claude Juncker, constataron las diferencias con Ankara respecto a derechos humanos, libertad de prensa, la reciente operación turca en el noroeste de Siria o los litigios con Grecia y Chipre.
En la cumbre, calificada de «franca y abierta», también participó el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, así como el anfitrión, el primer ministro búlgaro, Boiko Borisov.
«El encuentro de hoy estuvo dedicado a seguir con nuestro diálogo, en una situación de dificultades y problemas objetivos», reconoció Tusk.
El político polaco subrayó que sólo avances en las cuestiones pendientes permitirán «mejorar las relaciones entre la UE y Turquía» y desatascar las negociaciones de adhesión del país euroasiático.
Las diferencias entre la UE y Turquía se han profundizado desde el intento de golpe de Estado de julio de 2016 y las purgas que han llevado a la cárcel a decenas de miles de personas.
Mientras que la UE ha mostrado su preocupación por la detención de periodistas y políticos opositores, las autoridades turcas han criticado la poca solidaridad de Europa con Ankara tras el intento de golpe de Estado y la escasa ayuda que reciben en la lucha contra el terrorismo.
«Entendemos que Turquía necesita cuidar de forma eficaz la seguridad tras el intento de golpe y los ataques terroristas que ha sufrido, pero estamos preocupados porque algunas de las medidas aplicadas socavan los derechos fundamentales y el Estado de derecho», expuso Tusk.
En prácticamente el único aspecto en el que la UE reconoció los esfuerzos de Turquía y su estrecha cooperación fue en materia de migración, en referencia al acuerdo de 2016 que atajó la llegada de refugiados a las islas griegas.
Pero de nuevo las diferencias volvieron al primer plano y tanto Tusk como Juncker demandaron a Turquía mejores relaciones con Chipre y Grecia si de verdad aspira a ingresar en el club comunitario.
Y además respaldaron de forma rotunda el derecho de Chipre a realizar trabajos de exploración de gas en sus aguas, frente al bloqueo a esas tareas impuesto por Ankara recientemente mediante barcos militares.
Turquía defiende que los beneficios del gas se deben de repartir en toda la isla, incluida la República Turca del Norte de Chipre, sólo reconocida por Ankara.
Erdogan, además, pidió a la UE que fuese más ecuánime en cuatro temas que considera clave, como son la exploración de Chipre de sus yacimientos de gas, la lucha contra el terrorismo, la exención de visados y los fondos europeos destinados a los refugiados sirios.
«Invitamos a la UE a mostrar más sentido de la justicia. Los turcochipriotas deben ser partícipes igualitarios en un mecanismo de reparto de las riquezas» de la isla, exigió el mandatario.
Erdogan también sostuvo que la lucha de Ankara contra el terrorismo ayudaba a la seguridad de Europa, y rechazó las críticas a la campaña del Ejército turco en el cantón kurdo de Afrin, en el noroeste de Siria.
«En la lucha contra el terrorismo esperamos no críticas injustificadas sino una apoyo sólido», sostuvo Erdogan.
También se quejó de que las autoridades europeas solo han entregado hasta la fecha algo más de 1.800 millones de euros de los previstos 3.000 millones destinados a los 3,5 millones de sirios refugiados en Turquía.
Juncker respondió a este punto que la transferencia de fondos de la UE se hace según las normas de control financiero, de obligado cumplimiento.
Como paso más urgente a dar por parte de la UE, Erdogan destacó la exención del visado para los ciudadanos turcos, una promesa realizada por Bruselas pero todavía en fase de negociación.
«La exención del visado no se debería convertir en un asunto político. Si por parte de la UE se dieran cuanto antes pasos adelante, nos tranquilizaría mucho», dijo Erdogan.
Bruselas condicionó la eliminación de la necesidad del visado para los ciudadanos turcos a una serie de medidas en Turquía, entre ellas la modificación de la por ahora muy amplia ley antiterrorista, una medida que Ankara se ha negado a acometer.