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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Las ayudas sociales durante 13 años a un imán que pidió ‘destruir a los cristianos’

«Te pido que los destruyas a todos y devuelvas al islam a su gloria», declaró el imán.

El inmigrante libio Abu Ramadan, que pidió a Alá que «destruya a los judíos, los cristianos, los hindúes y los rusos» durante una oración en una mezquita, ha recibido unos 620.000 dólares -600.000 francos suizos- en beneficios sociales durante más de una década, asignados por Suiza, nación de mayoría cristiana, según ha asegurado a RT Georg Häsler, editor del programa suizo ‘Rundschau’, cuyo equipo ha llevado a cabo una investigación sobre este individuo en colaboración con el periódico ‘Tages Anzeiger’.

«Te pido que los destruyas a todos y devuelvas al islam a su gloria«, declaró el imán, según las grabaciones verificadas por los investigadores del caso. Por su parte, el editor del programa suizo llama la atención sobre la paradoja implícita en el hecho de que, si bien «sus puntos de vista no lo excluyen» del bienestar social, el libio ha obtenido este dinero «de la sociedad contra la que está predicando».

Según la investigación, el inmigrante llegó a Suiza para buscar refugio en 1998 afirmando que había sido perseguido por las autoridades libias por distribución de propaganda religiosa para la organización islamista Hermanos Musulmanes.

Tras obtener asilo político y permiso de residencia, Ramadan, de 64 años, casi nunca desempeñó un trabajo, viviendo de pagos sociales desde 2004 hasta 2017. «Nunca aprendió alemán ni francés, por lo que no fue posible integrarlo en el mercado de trabajo. No fue posible que obtuviera un trabajo, así que consiguió este bienestar social», explica Häsler.

Suiza ‘no es capaz de vigilar a los extremistas ni en las mezquitas’

Según la grabación obtenida por los citados medios suizos, el inmigrante también predicó que «una persona que traba amistad con un incrédulo es maldecida hasta el Día del Juicio». Según el periódico, el libio nunca estudió teología y también negó ser un imán.

«La diversidad, la libertad de expresión y el Gobierno democrático son los puntos fuertes de una sociedad abierta, por supuesto, y el discurso de odio lo pone en peligro», comenta Häsler, que cree que «Suiza tiene éxito» gracias, precisamente, a ser una sociedad abierta.

Sin embargo, el investigador del caso denuncia que «las autoridades [suizas] no son capaces de vigilar a los extremistas, ni siquiera en las mezquitas», por lo que la nación «tiene que eliminar estos elementos desintegradores» para proteger la sociedad abierta, la libertad de expresión y la diversidad.

Ahora el Gobierno suizo contempla la adopción de medidas legales contra Ramadan. «Es alguien que no llama directamente a la yihad, pero crea la base mental para ello», opina Saida Keller-Messahli, activista de defensa de derechos humanos.

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