«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

Haiku con pandereta

25 de diciembre de 2024

José Luis García Martín publicó el libro Aire en el aire en el 2020 y yo lo leí este verano. Nada, por tanto, vinculado a esta fecha. Pero allí hallé este haiku: «Recién nacido/ y en tus manos sostienes/ el universo», y ya entonces pensé en hoy, día de Navidad. ¡Qué hermoso haiku-villancico! No lo escribió navideño García Martín, poco dado a la poesía devocional, sino pensando en cualquier niño o, mejor dicho, en algún niño concreto. Pero la poesía no sólo es inmortal y pobre, como dijo Borges, sino también indomable y de todos, así que bien puedo yo acompañar el haiku con mi pandereta.

Lo que puede tener de metafórico para cualquier niño, es absolutamente literal si se lee como villancico. El Niño de hecho se representa a menudo con la bola del mundo en la mano como si fuese un bolindre gordo, de esos de metal, que eran los más preciados en nuestra infancia. Mirando al cielo de noche, las estrellas ؘ—como ha escrito la poeta Rocío Arana— se le vuelven al Niño sonajeros.

Y como el cielo da vueltas, tras pasar de la metáfora al mito y de éste a la realidad del portal, toca volver al símbolo. Realmente si podemos ver a un niño —a un niño cualquiera— como sostenedor del universo es porque hubo un Niño que lo cambió todo y que sostiene todavía el universo. Están tan mal los índices de natalidad que se acerca el momento o ya ha llegado en que los no creyentes se puedan unir a nosotros en el máximo júbilo de la Navidad. Nosotros, porque ha nacido el Niño-Dios y ellos y nosotros porque ha nacido un niño, suceso ya también milagroso.

La Navidad original no acaeció en las mejores condiciones. La Virgen María no vivía en el mejor de los mundos para traer un niño. Su ejemplo ha de servirnos. Me impresionó muchísimo un poema de una de las finalistas del prestigioso premio de poesía joven Adonáis, la poeta cordobesa Anaíis Vega. El poema titulado «Todas las razones que nos dimos», del libro Crónicas de la podredumbre, hablaba de sus motivos para posponer la maternidad: «2012 / Tendremos niños. Sí. / En el futuro. / Cuando se calme un poco / la crisis económica, / y el trabajo mejore. / No traeré al mundo un niño / para que viva inmerso / en esta incertidumbre. // 2016 / Espero tener hijos algún día. / Aunque mejor espero, / que está tan raro todo… / Hay mucho odio ahora por las calles, / las redes, hasta entre la familia. / Otra vez atentados terroristas. / No quiero tener hijos / para hacerlos vivir a la sombra del miedo. // 2019 / No dejaré la píldora. No ahora. / Lo tengo poco claro. / Hablan de que en las guerras / del futuro, no será / por riqueza ni terrenos / por lo que pelearán: / será por agua. / No conozco a mis hijos, / pero sí tengo claro / que no vendrán al mundo / para morir al sol / con los labios resecos. // 2022 / Tal vez sea el momento / de desterrar los hijos de los planes. / Definitivamente. / Creímos que la pandemia era un castigo. / Y que, ya escarmentados, todo / sería mejor. Gato escaldado…»

El poema es una denuncia, aunque en la elegantísima forma de un examen personal. Pero nos interpela, porque la poesía, como hemos dicho, es para todos. El catastrofismo, en sus diferentes dimensiones (económica, social, climática, educativa), no anima a nadie a tener hijos. Hay que tener mucha fe para querer criar hijos en el fin del mundo, como narra un libro divertidísimo (con algo de humor negro, bastante pesimismo y mucha esperanza) de José María Contreras, titulado, precisamente Niños apocalípticos.

Por eso, aunque luego cualquier niño sostendrá, en efecto, el universo, que se le ofrece a estrenar como regalo de cumpleaños, celebremos que el Niño Jesús nos sostenga el primero el mundo a todos. Él abre el camino para los que nacerán este año, de su misma generación, como de su generación venimos siendo todos desde hace 2024 años. ¡Feliz Navidad, Recién Nacido Eterno!

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