En una conferencia que realizĂł Manuel Fraga en 2002 en MoscĂș («Ser polĂtico en el mundo actual») el polĂtico español recordĂł el drama clĂĄsico del general romano Coriolano «a quien la mayorĂa traiciona en Roma, que siente el deseo de atacar Roma unido a sus enemigos y que cuando recibe a su madre o a su esposa decide aceptar la derrota patriĂłticamente».
El General Coriolano fue un patricio romano que triunfĂł militarmente contra la tribu enemiga de los volscos. Al volver laureado a Roma pretendiĂł imponerse polĂticamente como CĂłnsul de la RepĂșblica despreciando a la plebe.
Ante los consejos polĂticos de su madre: «Por lo que mĂĄs quieras, ponles buena cara a tus electores», Ă©l solĂa responder: «Que se laven ellos la suya y se limpien los dientes».
TerminĂł siendo condenado a muerte por malversar caudales pĂșblicos, finalmente fue conmutada su pena por el destierro. En el exilio se uniĂł a sus antiguos enemigos volscos y les ofreciĂł dirigir sus tropas contra Roma, una vez amenazada Roma el Senado enviĂł a la madre de Coriolano y a su esposa para que le convencieran de no atacar. Coriolano finalmente recuperĂł la cordura, retirĂł las tropas y fue asesinado por los volscos como traidor.
El sĂndrome de Coriolano se explica en el ĂĄmbito polĂtico y en la empresa, como aquella conducta que no debe alimentar un lĂder.
Los especialistas en liderazgo lo resumen en:
· Creerse en posesión de la verdad.
· No escuchar la opinión ajena.
· No adaptarse a nuevas realidades y al cambio que implican.
· Ser desleal con tu institución.
· No aprender de la experiencia.
· No entender lo que ha pasado.
El sĂndrome se concreta en no escuchar, no adaptarse, no aprender y no entender.
En esa misma conferencia Manuel Fraga contaba, en un alegato contra la tecnocracia, que alguien en Inglaterra dijo que: «⊠si Reino Unido hubiera estado gobernado por sus funcionarios, su famoso servicio civil, con criterios puramente tĂ©cnicos, durante algĂșn tiempo serĂa el paĂs mejor administrado del mundo, pero que despuĂ©s los mismos funcionarios aparecerĂan colgados de las farolas de la capital»
Manuel Fraga quiso dejar claro ese dĂa, entre otras cosas, que la polĂtica es acuerdo y liderazgo, empezando por el campo propio, y que la gris tecnocracia sin principios ni valores es el principio del fin de un partido polĂtico. El fundador de AP, presidente de honor del PP hasta su muerte, ensalza la polĂtica con mayĂșsculas y la fidelidad a los valores propios, frente a la dictadura del nĂșmero y los tĂ©cnicos. Hoy Fraga es despreciado, como si fuera un cavernĂcola,
por la nueva onda que domina el PP. Palabras a tener en cuenta ante la convulsiĂłn polĂtica que vivimos.