«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios
Enrique García-Máiquez (Murcia, pero Puerto de Santa María, 1969). Poeta, columnista y ensayista. Sus últimos libros son 'Verbigracia', (2022) poesía completa hasta la fecha; y 'Gracia de Cristo' (2023), un ensayo sobre el sentido del humor de Jesús en los Evangelios

Avalancha Ábalos

11 de septiembre de 2024

Dijo Cernuda: «Bien pocos hombres que admirar te quedan», y entre los pocos míos, cuento con Aurora Pimentel. Así que me cuesta no hacerle caso, que casi siempre se lo hago. Ella ha animado a no echarle cuenta al exministro Ábalos. Es el consejo elegante y culto. Lo mismo le dijo Virgilio a Dante: «No hablemos de ellos, sino mira y pasa»; y Unamuno nos lo aconsejó a todos frente a tanto escándalo fatuo que nos impone la revoltosa actualidad. No hay que hablar de determinada gente que no se puede admirar, sino pasar.

Mi desobediencia pequeña al excelente consejo tiene excusas. Lo de Ábalos es una avalancha de avisos y advertencias. No debemos, aunque sea retozando un poco en el barro, ignorarlos. Se trata de un hombre que lo ha sido todo en el equipo de Sánchez y en su Gobierno, que es el del Reino de España. Él se encarga de recordárnoslo, con toda la intención. Fue una de las cuatro autoridades que nos rigió en la pandemia y estaba en el comité de seguimiento de la crisis. Ahí es nada.

Sobre la catadura moral de José Luis Ábalos haré caso a Aurora Pimentel y no diré ni mu, salvo algo que dijo él en la entrevista con Alsina en Onda Cero, y que es significativo. De su situación personal, afirmó que es «una relación como la que tienen todas las personas. No de otro modo». ¡Hombre, ¿todas, todas?! ¿Qué personas conoce este Ábalos?

Lo trascendente es otra cosa. Este hombre, que conoce a Sánchez perfectamente y que ha estado muy dentro de la sala de máquinas del Gobierno, cree verosímil y va denunciando por las radios que el Gobierno se dedica a intoxicar y a contaminar un proceso judicial. Y aún dice más: no es por torpeza ni siquiera por egoísmo personal de algún político dispuesto a salvarse a toda costa. Hay una intención, asegura el antiguo secretario de Organización del PSOE (2017-2021), de generar relato y de hacer ruido mediático para alterar el normal funcionamiento de la Justicia. Será verdad o no, pero se ve claramente que Ábalos considera que sus acusaciones son completamente plausibles. Y lo dice quien de veras ha estado allí dentro hasta las cejas, ojo.

Lo demás nos puede entretener, como si fuese un capítulo de la serie House of cards la venganza que prepara Ábalos. Habla de su ruptura con el PSOE, diciendo —todas sus palabras muy medidas— que como diputado independiente votará a los principios socialistas, pero que la mayoría de las votaciones no son de principios, salvo el aborto —qué curioso— y poco más, y que lo normal es que se resuelvan en términos de «estrategias políticas». Esta confesión ya tiene mucha miga; pero añade algo que habrá estremecido la espina dorsal de Sánchez: ahora se siente más valenciano que nunca. Lo traduzco: no va a votar a favor de más cesiones a ERC. Ábalos no es un Page cualquiera, desde luego. Deja caer, entre líneas, que los diputados que votan lo que dice Sánchez traicionan los intereses de sus circunscripciones. Ábalos embiste a todo.

Pero lo más serio para todos se encarga de repetirlo y de subrayárnoslo él, por si se nos había pasado. Le preocupa este linchamiento personal por encima de todas las garantías judiciales y este empleo partidista de los poderes y las administraciones del Estado para convertirle en un chivo expiatorio, a él, que como mucho será un sátiro clásico. Con lo que ha sido y lo que sabe, si se lo hacen a él los de su partido y su Gobierno, se lo pueden hacer a cualquiera.

Esta denuncia no debería caer en saco roto.

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