«Ser es defenderse», Ramiro de Maeztu
Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

Caos en Oriente Medio

17 de marzo de 2017

Por no se sabe qué razón, la incoherencia de la actual administración estadounidense es cada vez más evidente en algo esencial para su país y para el mundo: la política exterior. Desgraciadamente, en Occidente los medios no cesan de atacar a Trump precisamente por aquellas cosas que son positivas: el control de la inmigración, el patriotismo económico y la lucha desigual que mantiene con su “estado profundo”.

 

 

A la vista de los acontecimientos, cada vez creo más que, finalmente, el gabinete de Trump no va a distinguirse de los precedentes. Sería una pena, y ojalá me equivoque, pero Trump parece decidido a implicarse más en la locura colectiva en que se está transformando el Oriente Medio.

La semana pasada su gobierno envió 400 marines a la ciudad de Raqqa, controlada por el Daesh, junto con un número indeterminado de “rangers” a la región de Manbij. La noticia se hizo pública el pasado 5 de marzo y la prensa local silenció la noticia, si bien tres días después se hicieron públicas imágenes del 75º Regimiento de “rangers”, a bordo de vehículos “Stryker” aproximándose a Manjib. Así mismo, los EEUU mantienen 2500 efectivos más en Kuwait para ser utilizados en Iraq y en Siria.

La coalición ruso-siria está derrotando poco a poco al conglomerado del Daesh y Al-Qaeda, respaldado a su vez por las potencias occidentales –EEUU, Francia y UK- por Arabia Saudí y, discretamente, por Israel. De paso los EEUU han escogido como aliado en la zona, y para empeorar las cosas, al Partido (kurdo) de la Unión Democrática (PYD), una escisión del antiguo PKK, que busca la creación de un Estado kurdo en el norte de Siria, cosa que Turquía –tradicional aliado de los EEUU (¡?)- no aceptará jamás.

En Iraq, han llegado 5000 efectivos y nuevas formaciones del ejercito iraquí han sido dotadas con tanques M1 Abrams, Humvees y otros transportes ultramodernos, quizás respondiendo al llamamiento del General Joseph Votel, por más efectivos para “pacificar” la región. En Yemen, la guerra no mediática pero muy real, alentada por una coalición saudí-estadounidense, se cobra muertos día tras día y al mismo tiempo, la marina de los EEUU no cesa en su rifi-rafe con los iraníes que, si se dejaran arrastrar a la guerra, provocarían un conflicto de proporciones mundiales.

De manera similar al “surge” del presidente Obama, esto parece más bien un “surge” hacia el caos, ahora que el ejército sirio y Rusia están derrotando al Daesh, a punto de perder la ciudad de Mosul y su capital en Siria, la ciudad de Raqqa. 

Todo esto es una pura locura en el que, primero, a veces no está claro quién combate a quién; segundo, los EEUU carecen absolutamente de una línea de actuación definida y, por último, la nueva administración Trump parece decidida a involucrarse más en el presente estado de cosas, a golpe de decisiones irracionales con potencial de empeorar la situación del conjunto.

El tablero de operaciones –especialmente en Siria- se parece a la guerra de los cien años en Europa, en la que un montón de facciones se combatían entre si respaldadas por potencias foráneas. Sin embargo hay algo claro: la implicación de los EEUU en el conflicto y, en concreto, la carrera por Raqqa es una muy mala noticia porque la cuestión no está relacionada con derrotar al Daesh sino con que, si efectivamente los EEUU ocupan la ciudad, hay pocas o ninguna probabilidad de que el territorio ocupado sea devuelto a su legítimo dueño, el gobierno Sirio. Más bien, servirá de base de operaciones para implementar en la región las políticas neoconservadoras para el “cambio de régimen”.

Si esto es así, la guerra y el caos estarán asegurados para la próxima década en todo Oriente Medio. La solución pasa por hacer causa común con los rusos y el régimen de Assad, aniquilar al Daesh y respetar el tratado con Irán. Todo lo demás conduce al desastre.

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