Los gurús electorales dicen que la gente vota con el bolsillo. En particular el medio millón o millón de personas que inclinan finalmente la balanza, en un escenario que hasta ahora se ha polarizado en un duopolio de grandes partidos.
George Bush senior era un ‘iluso’ que creyó en aquello de las libertades y se enzarzó en Oriente Medio, mientras Clinton le comía la tostada con ‘la economía, estúpidos’. Verán cómo Obama, en esta crisis ucrania, amaga pero no da.
La ruinosa gestión de Zapatero, con su engaño masivo sobre la crisis a primeros de 2008, dirigió a los españoles en noviembre de 2011 hacia el Partido Popular y Rajoy, para frenar la tremenda escalada del paro y levantar la economía nacional.
Pero el PP tenía ya un enemigo en el horizonte inmediato: el caso Gürtel. El entonces juez Garzón había prendido la espoleta del caso desde la Audiencia Nacional (antiguo Tribunal de Orden Público), en torno a una supuesta trama de corrupción que operaba en Madrid, Valencia (dos feudos del PP) y la Costa del Sol.
El 10 de febrero había ya 37 imputados, y pocos días más tarde gente ya en prisión. Enseguida comenzaron a surgir -¡allez hop!- los vínculos de los detenidos con el PP.
Gürtel no fue suficiente entonces para frenar a Rajoy y al PP a finales de 2011, pero hoy existen 187 imputados, de los que 70 son o han sido políticos del PP o familiares, y un horizonte de juicio oral para 2015 si se dan prisa. En Madrid les falta la pieza más codiciada, la lideresa.
En Valencia sólo les falta imputar al Papa ya emérito Benedicto XVI, que pasaba por allí…
Al caso Gúrtel se sumó el de los ERE en Andalucía, con origen en Mercasevilla, y ligado a altos cargos del PSOE en la Junta de Andalucía. Prejubilaciones presuntamente fraudulentas, subvenciones a empresas que no estaban presentando un ERE y comisiones muy por encima del valor de mercado.
La última cifra de imputados por la juez Alaya era superior a 120. Y se han llevado un pastizal de dinero.
No es extraño que la corrupción y el fraude sean mencionados como un serio problema por el 44,2 por ciento de los encuestados por el CIS, con datos de hoy mismo.
En la coctelera electoral de los próximos votantes están, como decimos, el paro, una economía que mejora débilmente y sin crédito, los pensionistas, una corrupción letal -en la que hay también muchos inocentes ya ‘condenados’ por los medios-, y faltan los impuestos.
El PP ha alegado la urgencia de frenar el desastre socialista con el déficit público para justificar su fuerte aumento de impuestos, pero el descontento persiste. Y las promesas de bajadas impositivas para 2015 son, por lo que se conoce hasta ahora, promesas. Veremos cuánto y cómo.
El comité que asesora al Gobierno demanda una bajada de tipos del IRPF acompañada de menos deducciones, rebaja en Sociedades al 20% y de cotizaciones sociales, y alzas selectivas del IVA.
Finalmente influirán asuntos sociales -importantes para numerosos electores-, como el educativo, el maltrato a las familias, y la licencia para matar del aborto.
El PSOE ha hecho ‘casus belli’ de la reforma, y los barones del PP dudan, dejando en entredicho su propio recurso ante el TC.
Con estos mimbres, y nuevas formaciones políticas en la contienda, el panorama parece, en marzo de 2014, más abierto que nunca. Las europeas son a finales de –mayo, y las autonómicas y municipales marcarán tendencia. Empieza la caza mayor. Atentos.
